Cierto día, caminando por la playa observé a un hombre que, agachándose, tomaba de la arena una estrella de mar y la tiraba al mar. Intrigado, lo pregunté por que lo hacía.
Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano, me dijo. Como ves, la marea es baja y han quedado en la orilla. Si no las arrojo al mar morirán.
Entiendo, le dije, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas a todas. Son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa. ¡No tiene sentido tu esfuerzo!
El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió: ¡Para esta si lo tuvo!
Cuantos hermanos están como las estrellas de mar sobre la playa, ahogados por los problemas, afanes, por falta de conocimiento del camino. Tu sabes que Jesús es el Camino, la verdad y la vida. Quizás no puedes llegar a todos. Pero Jesús te ha puesto en el camino de muchos a los que si puedes llegar. ¿Que haces?
Tu también estabas en la arena y Jesús, por medio de alguien, llegó a tu vida y te salvó. Mantente firme para no volver a quedar atrapado.