Un maestro al despedirse de su discípulo, luego de haberle enseñado todo lo que necesitaba para defenderse en la vida, le dijo:
— «Mi amado discípulo, ya te he enseñado todo lo necesario para salir triunfante en ésta vida, sin embargo me falta darte este último regalo (entregándole un trocito de papel doblado), y añadió:
Cuando estés en los momentos más tristes de tu vida: Lee el papelito.
Cuando te encuentres en problemas y sientas que no puedes más: Lee el papelito.
Cuando te sientas incomprendido y muy solo: Lee el papelito.
Cuando te sientas la persona más feliz de ésta tierra, y que nada te falta: Lee el papelito.
Cuando te encuentres en los momentos más angustiantes de tu vida: Lee el papelito.»
Entonces luego de escuchar al maestro, el discípulo leyó el papelito y decía:
— «Solo el amor de Dios es eterno, nada más puede perdurar para siempre»
Uno de los principales problemas que tenemos los seres humanos, es que le damos dimensiones de eternidad a los problemas, y creemos que estarán con nosotros siempre. Cuando tengas un problema muy serio, debes recordar y te tienes que convencer de que eso va a pasar, y que si hay algo que perdura para siempre es el amor de Dios, aunque hay situaciones muy duras y tristes para todos, debes saber que esas cosas van a pasar, y que la vida debe continuar como lo ha hecho desde la creación del mundo y como seguirá hasta que se termine.
En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto se quiere.
Un momento para nacer, y un momento para morir.
Un momento para plantar, y un momento para arrancar lo plantado.
Un momento para matar, y un momento para curar.
Un momento para destruir, y un momento para construir.
Un momento para llorar, y un momento para reír.
Un momento para estar de luto, y un momento para estar de fiesta.
Un momento para esparcir piedras, y un momento para recogerlas.
Un momento para abrazarse, y un momento para separarse.
Un momento para intentar, y un momento para desistir.
Un momento para guardar, y un momento para tirar.
Un momento para rasgar, y un momento para coser.
Un momento para callar, y un momento para hablar.
Un momento para el amor, y un momento para el odio.
Un momento para la guerra, y un momento para la paz.
Él en el momento preciso, todo lo hizo hermoso.