Existe la leyenda de un cierto barón alemán que poseía un castillo en el Rin. Se cuenta, que solía tender alambres de una torre a otra, para que el aire los convirtiese en un arpa Aeoliana. Las brisas suaves fluían alrededor del castillo, pero sin producir el menor tono musical.
Una noche hubo una gran tempestad y la colina y el castillo fueron golpeados con el furor de vientos terribles. El barón salió al umbral para mirar al terror de la tormenta, y cual no sería su sorpresa cuando oyó que el arpa aeoliana estaba impregnando el aire con sonidos tan elevados que aún sobrepasaban el clamor de la tempestad.
Para obtener la música, hubo necesidad de la tormenta!
¿No hemos conocido a muchas personas, cuyas vidas no han producido la menor nota musical en tiempos de calma y prosperidad, pero cuando han sido golpeados por la tormenta de las dificultades, entonces han dejado pasmados a sus compañeros por el poder y fortaleza de su música?
Siempre puedes confiar en Dios para que haga contigo una torre, una fortaleza en medio de las dificultades, solo deja que El obre en ti, y te guíe por las sendas oscuras de tus pruebas.