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La verdad

Esta es la historia de un hombre que estaba obsesionado por encontrar a la verdad. Un día, abandonó su casa y su pueblo, y emprendió una larga travesía. Atravesó mares, valles, ríos, hasta que un día, en lo alto de una montaña, en una cueva oscura, encontró a la verdad.

Era una mujer, anciana, con el pelo largo, blanco y desgreñado, un solo diente oscilante en medio de su boca. El hombre se quedó en la cueva, aprendiendo de la verdad, durante un año y un día. Cuando creyó que había aprendido lo suficiente, decidió volver a su casa y a su pueblo.

Ya se marchaba cuando dio media vuelta y le preguntó a la verdad si podía regalarle algo, para devolverle aunque fuera parte de lo que aquella mujer le había enseñado. La anciana dudó un momento, dijo que no necesitaba nada, pero cuando el hombre ya se alejaba, la anciana lo llamó, señalándolo con un dedo curvo, artrítico y le dijo:

— Si te preguntan por mí, diles por favor, que soy joven y hermosa.

Acaso desde entonces como dice el jíbaro «le gusta a las personas que le doren la píldora», en la ilustración de esta historia depende de cómo lo mires verás una hermosa joven o una anciana; mas recuerda que hay sólo una verdad y esa es Jesús.

«Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mí se puede llegar al Padre.» Juan 14:6

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