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Levítico 5: Ofrendas expiatorias

Lev 5:1 Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado.

Lev 5:2 Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será inmunda y habrá delinquido.

Lev 5:3 O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable.

Lev 5:4 O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas.

¿Alguna vez ha jurado que hará o que no hará algo, y luego se da cuenta de lo tonta que fue su promesa? El pueblo de Dios está llamado a mantener su palabra, aun cuando haga promesas difíciles de cumplir. Jesús advirtió en contra del juramento (en el sentido de hacer votos o promesas) cuando dijo, «Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede». Nuestra palabra debería ser suficiente. Si sentimos que debemos fortalecerla con un juramento, algo anda mal con nuestra sinceridad. Las únicas promesas que no debemos cumplir son aquellas que nos llevan al pecado. Una persona sabia y controlada evita hacer promesas apresuradas.

Lev 5:5 Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó,

El sistema completo de sacrificios no podía ayudar al pecador a menos que este trajera su ofrenda con una actitud arrepentida y un deseo de confesar su pecado. Actualmente, debido a la muerte de Cristo en la cruz, no tenemos que sacrificar animales. Pero sigue siendo vital que confesemos nuestros pecados, porque la confesión muestra que estamos conscientes de nuestro pecado, de la santidad de Dios, de la humildad que debemos tener ante El y la disposición de volvernos de ese pecado. Aún la muerte de Jesús será de poco valor para nosotros si no nos arrepentimos y lo seguimos. Es como una vacuna para una enfermedad peligrosa, no ayudará si no entra en el torrente sanguíneo.

Lev 5:6 y para su expiación traerá a Jehová por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.

sacerdote, kohen: Un sacerdote; especialmente un sacerdote principal; un ministro, un sirviente personal, un oficial; específicamente el sumo sacerdote que descendía de Aarón. El kohen era el «siervo personal» del Señor, aquel cuya vida entera giraba alrededor del servicio a Jehová, tanto por medio del ministerio en el tabernáculo (o el templo en tiempos posteriores) como al tomar sobre sí las culpas del pueblo de Israe. Un kohen sirve al Señor como sacerdote. Nótense las seis menciones de las palabras «ministrar», «servir» o «servicio» en las referencias al sumo sacerdote que aparecen en Hebreos.

Lev 5:7 Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá a Jehová en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para holocausto.

Dos tórtolas o dos palominos : La regla para la purificación del pecado a consecuencia de la impureza ritual o la violación de un voto no estaba vinculada a la condición económica del individuo. De ahí que la Ley hiciera provisión para el pobre. María, la madre de Jesús, presentó dos tórtolas o dos palominos, en lugar de una ofrenda más costosa; para el ritual que seguía al nacimiento de un niño.

Lev 5:8 Y los traerá al sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de su cuello la cabeza, mas no la separará por completo.

Lev 5:9 Y rociará de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación.

Lev 5:10 Y del otro hará holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado de aquel que lo cometió, y será perdonado.

Lev 5:11 Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación. No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación.

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