Miqueas 2:1 Ay de los que piensan iniquidad, y de los que fabrican el mal en sus camas! Cuando viene la mañana lo ponen en obra, porque tienen en su mano el poder.
Miqueas advirtió en contra de los que usan su posición para aprovecharse de los demás. Poco menos de un siglo antes, el rey Acab de Israel se enojó porque no pudo obtener la viña de Nabot. Y por ellos su esposa Jezabel hizo que mataran a Nabot para poder entregar el jardín a Acab. Esta clase de inmoralidad se había extendido a lo largo de Judá y, como una enfermedad, estaba destruyendo la nación desde el interior.
Miqueas habló en contra de los que durante la noche planeaban hacer el mal y se levantaban al amanecer para llevarlo a cabo. Los pensamientos de una persona reflejan su carácter. ¿Qué es lo que piensa usted cuando se acuesta a dormir? ¿Sus deseos son codiciosos o pasan por encima de los demás para alcanzar sus metas? Los pensamientos malvados nos llevan a acciones malvadas de una forma tan segura como la mañana sigue a la noche.
Miqueas 2:2 Y codiciaron las heredades, y robáronlas: y casas, y las tomaron: oprimieron al hombre y á su casa, al hombre y á su heredad.
Miqueas 2:3 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso sobre esta familia un mal, del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo.
Un mal : Que oprimiría sus cuellos como un yugo.
Miqueas 2:4 En aquel tiempo se levantará sobre vosotros refrán, y se endechará endecha de lametación, diciendo: Del todo fuimos destruídos; ha cambiado la parte de mi pueblo. Cómo nos quitó nuestros campos! dió, repartiólos á otros.
Miqueas 2:5 Por tanto, no tendrás quien eche cordel para suerte en la congregación de Jehová.
El significado de esta imagen es el siguiente: Cuando los conquistadores echan suertes para distribuir lotes de tierra y se deslindan las heredades, el reparto no se hace para beneficiar a los residentes locales.
Miqueas 2:6 No profeticéis, dicen á los que profetizan; no les profeticen que los ha de comprender vergüenza.
Aquí se le pide a Miqueas que no continúe anunciando el juicio de Dios.
Si el mensaje de este libro nos parece severo, debemos recordar que Dios no quería vengarse de Israel, sino llevarlo al buen camino. La dura realidad es que el pueblo había rechazado lo que era verdadero y correcto, y necesitaba una disciplina firme. Los niños pueden pensar que la disciplina es dura, pero ésta ayuda a mantenerlos en el camino correcto. Si solo queremos que Dios nos dé mensajes consoladores, quizá perdamos lo que El tiene para nosotros. Escuche cualquier cosa que Dios le diga, incluso cuando sea un mensaje difícil de aceptar.
Miqueas 2:7 La que te dices casa de Jacob, ¿hase acortado el espíritu de Jehová? ¿son éstas sus obras? ¿Mis palabras no hacen bien al que camina derechamente?