Había una vez un pequeño hoyito en la tierra donde vivía un gusanito, que se llamaba Gusanín. El se sentía muy solo y triste porque nadie lo quería, decían que no hacía nada bien. Siempre intentaba hacer cosas nuevas pero nada le salía bien.
Una vez se subió a un hermoso árbol para que los demás animales lo vieran y lo aceptaran, esperando dijeran —hey miren ahí va el grandioso…
Pero se cayó. Intentó brincar pero se dio cuenta que no tenía patas, intentó volar pero se olvidó que no era pájaro y se deprimió mucho al darse cuenta que nada de lo que intentaba lo había podido lograr.
Así triste y muy desanimado se fue arrastrando hasta llegar cerca de su hogar, donde se encontraba su único «supuesto» amigo. Un pájaro que se llamaba Beto.
— Amigo, no sirvo para nada, no puedo hacer nada bien. No puedo brincar porque no tengo piernas, no puedo volar pues no tengo alas.
Beto con sus ojos grandes y muchos deseos de darle animo, le dice:
— Si sirves para algo, eres gordito, eres jugoso y resbaloso y sirves para la cena
Gusanin se da cuenta de que su «amigo» intenta comerlo y sale corriendo y se esconde en su pequeño hogar. Se sentía tan mal, tan solo. Ya no tenía a nadie su único «amigo» también lo había traicionado ya que se lo quiso comer.
— Estoy tan solo, solo muy solo…
—No, no estas solo me tienes a mí.
—¿Quien eres? ¿Dónde estas?
—Soy tu creador, tu Dios.
—Dios, ¿Porque me hablas? Tan solo soy un gusano, no sirvo para nada.
—Si sirves, tú te comes la semilla que no va a dar fruto, tu haces hoyitos en la tierra y de esa manera las raíces de los árboles pueden sentir el aire. Ah, y lo más importante fuiste creado por Mí y eso es muy, muy importante. No importa lo que digan o piensen los demás. Solo importa lo que yo piense de ti que soy quien te creó con un propósito especial. Puede ser que no sirvas para ellos que no saben nada de ti pero; para Mí, eres lo máximo y eso es lo importante.
Moraleja:
Aun cuando te sientas como un gusano que no sirves para nada y hasta tus amigos te hacen sentir así, recuerda que Dios que te creo, tiene un propósito especial para ti y te necesita. No intentes hacer cosas por complacer o ser aceptados por los demás. No te encierres, vive la vida siendo un gran orgullo para tu Dios.