Nuestra respuesta inicial a la historia de Amán es decir que obtuvo lo que se merecía. Pero la Biblia nos lleva a hacernos preguntas más profundas: «¿Cuánto hay de Amán en mí?», «¿Deseo controlar a otros?», «¿Me siento amenazado cuando los demás no me aprecian como yo creo que debieran hacerlo?», «¿Busco venganza cuando mi orgullo es atacado?» Confiese estas actitudes a Dios y pídale que las reemplace con una actitud de perdón. De otra manera, la justicia de Dios se encargará de resolver el problema.
Amán: Alcanzó gran poder, fue el segundo en mando después de Asuero, rey de Persia; pero tenía sus debilidades y cometió sus errores: El deseo de controlar a los demás y recibir honor era su meta mayor; Fue cegado por su arrogancia y presunción; Planeó el asesinato de Mardoqueo y construyó una horca para él; Orquestó el plan para masacrar al pueblo de Dios de todo el imperio
De su vida aprendemos que: El odio será castigado; Dios tiene un registro sorprendente por hacer que planes perversos se vuelvan en contra de quienes los diseñan; La soberbia y la presunción serán castigados; La insaciable sed de poder y de prestigio resulta autodestructiva
A Amán le encontramos en Susa, capital de Persia de ocupación: Segundo en jerarquía en todo el imperio. Esposo de Zeres. Contemporáneo de Asuero, Mardoqueo, Ester.