Ezequiel 26:1 Y sucedió que en el undécimo año, el día primero del mes, vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
Este mensaje vino a Ezequiel en 586 a.C. Los capítulos 26 y 27 son una profecía en contra de Tiro, la capital de Fenicia, al norte de Israel. Parte de la ciudad estaba en la línea costera y parte en una bella isla. Tiro se regocijó cuando cayó Jerusalén, ya que siempre compitió con Judá por el comercio muy lucrativo que pasaba por sus tierras desde Egipto al sur y de Mesopotamia al norte. Tiro dominaba las rutas de comercio marítimas mientras que Judá dominaba las terrestres. Ahora que Judá estaba derrotada, Tiro pensó que tenía todo el comercio para él. Pero esta satisfacción no duró mucho. En 586 a.C., Nabucodonosor atacó la ciudad de Tiro. Necesitó quince años para capturar la ciudad (586-571) debido a que su parte posterior se localizaba en el mar y podían llegar por esa vía suministros frescos todos los días.
Ezequiel 26:2 Hijo de hombre, por cuanto Tiro ha dicho acerca de Jerusalén: «¡Ajá!, la puerta de los pueblos está rota, se abrió para mí, me llenaré, ya que ella está asolada»,
Tiro era un importante puerto fenicio en la costa del Mediterráneo, en el actual Líbano. Había dos ciudades, una en la costa y otra en una isla a 800 m del litoral. Amós condenó a Tiro por vender israelitas a los edomitas. Jeremías predijo que Tiro (junto con Moab, Edom, Amón y Sidón) sería entregado en manos de Nabucodonosor. Ezequiel profetiza aquí la destrucción de Tiro, que tuvo lugar en dos etapas. La ciudad situada en tierra firme pudo haber sido destruida por Nabucodonosor tras 13 años de sitio (585-572 a.C.), pero la parte enclavada en la isla no fue tocada. Alejandro el Grande, durante un sitio que se prolongó durante 7 meses en el 332 a.C., edificó una calzada hasta la isla, capturó la ciudad y la destruyó. Así se cumplieron las palabras de versículos 4 y 14, «y barreré de ella hasta su polvo, y la dejaré como una peña lisa» y el versículo 12, «arruinarán tus muros… y pondrán tus piedras y tu madera y tu polvo en medio de las aguas». De hecho, las ruinas de la ciudad en el litoral fueron lanzadas al agua por Alejandro para construir la calzada.
Ezequiel 26:3 por tanto, así dice el Señor Dios: «He aquí, estoy contra ti, Tiro, y haré subir contra ti muchas naciones, como el mar hace subir sus olas.
Ezequiel 26:4 «Y destruirán las murallas de Tiro y demolerán sus torres; barreré de ella sus escombros y la haré una roca desnuda.
Ezequiel 26:5 «Será tendedero de redes en medio del mar, porque yo he hablado»–declara el Señor Dios–»y ella será despojo para las naciones.
Ezequiel 26:6 «Y sus hijas que están tierra adentro, serán muertas a espada; y sabrán que yo soy el Señor.»
Ezequiel 26:7 Porque así dice el Señor Dios: He aquí, traeré por el norte sobre Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, carros, jinetes y un gran ejército.
Ezequiel 26:8 Matará a espada a tus hijas que están tierra adentro. Edificará contra ti muros de asedio, levantará contra ti un terraplén y alzará contra ti un escudo grande.
Ezequiel 26:9 Y dirigirá el golpe de sus arietes contra tus murallas, y con sus hachas demolerá tus torres.
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