Ezequiel 31:1 Y sucedió en el undécimo año, el tercer mes, el día primero del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
Quinto oráculo contra Egipto, fechado el 21 de junio de 587 a.C. Ezequiel utiliza la alegoría de un gran cedro para mostrar la superioridad del imperio asirio en relación con Egipto. Esto es algo similar a lo que hizo con Tiro, al emplear la imagen de una gran nave con el mismo propósito. Como en el caso de Tiro, la causa de la caída de Asiria fue el orgullo: su corazón se elevó con su altura, y el árbol fue cortado por Babilonia, la más poderosa de las naciones. Se advierte a Faraón que él también será derribado y yacerá entre los incircuncisos.
Este mensaje se recibió en 587 a.C., Ezequiel comparó a Egipto con Asiria, llamando a Asiria un gran cedro. Los egipcios verían la caída de la poderosa Asiria como un ejemplo de lo que les sucedería a ellos. Al igual que Asiria, Egipto se ensoberbeció por su fuerza y belleza, esto sería la causa de su caída. Lo talarían como un árbol poderoso y lo enviarían al lugar de los muertos. Alejados del Señor no hay nada que permanezca, aun para una gran sociedad con una cultura majestuosa y un gran poderío militar.
Ezequiel 31:2 Hijo de hombre, di a Faraón, rey de Egipto, y a su multitud: «¿A quién te pareces en tu grandeza?
Ezequiel 31:3 «He aquí, Asiria era un cedro en el Líbano de hermosas ramas y frondoso, de sombra abundante y de elevada estatura, y su copa estaba entre las nubes.
Ezequiel 31:4 «Las aguas lo hicieron crecer y las corrientes profundas lo encumbraron; con sus ríos se extendía en torno al lugar donde estaba plantado, y enviaba sus corrientes a todos los árboles del campo.
Las aguas : Los ríos Tigris y éufrates.
Ezequiel 31:5 «Por eso su altura era mayor que la de todos los árboles del campo; se multiplicaban sus ramas y se alargaba su ramaje, extendiéndose a causa de las muchas aguas.
Ezequiel 31:6 «En sus ramas anidaban todas las aves del cielo, bajo su ramaje parían todas las bestias del campo, y a su sombra habitaban todas las grandes naciones.
Ezequiel 31:7 «Era, pues, hermoso en su grandeza, por la extensión de sus ramas; porque sus raíces estaban junto a muchas aguas.
Ezequiel 31:8 «Los cedros no lo igualaban en el huerto de Dios; los cipreses no se podían comparar con su ramaje, y los plátanos no igualaban sus ramas. Ningún árbol en el huerto de Dios podía compararse a él en su hermosura.