Gén 40:1 Aconteció después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto.
El copero era el hombre que primero probaba todo lo que tomaba y comía el Faraón; lo hacía delante del rey para descubrir si aquello estaba envenenado. Alguien así debía ser digno de confianza, y por ello casi se convirtió en consejero del trono, como lo fue Nehemías, copero del rey Artajerjes más de mil años después. El panadero también debía ser un hombre de confianza.
Gén 40:2 Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos,
Gén 40:3 y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso.
El panadero y el copero eran dos hombres de la mayor confianza de Faraón. El panadero tenía a su cargo la elaboración de la comida del rey, y el copero probaba toda comida y bebida antes de dársela a Faraón, por si estaba envenenada o contaminada. Un día se sospechó que habían hecho algo malo, quizás conspirar contra Faraón. Al poco tiempo soltaron al copero, pero ejecutaron al panadero.
Gén 40:4 Y el capitán de la guardia encargó de ellos a José, y él les servía; y estuvieron días en la prisión.
Gén 40:5 Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno con su propio significado.
Gén 40:6 Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes.
Gén 40:7 Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes?
Gén 40:8 Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora.
Además de ser un hombre íntegro, José era sensible ante los demás. Dios estaba sin duda en el lugar cimero de sus pensamientos.
Cuando surgió el tema de los sueños, José hizo que todos volvieran la mirada hacia Dios. En vez de aprovecharse de la situación para beneficio propio, se puso a hablar de Dios. Uno de los secretos de tener buen éxito al hablar de Dios es aprovechar las oportunidades para relacionar a Dios con la experiencia de otras personas. Cuando llegue la oportunidad, debemos tener el valor de hablar, como lo hizo José.
Gén 40:9 Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí,
Gén 40:10 y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas.
Gén 40:11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón.
Gén 40:12 Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días.
Gén 40:13 Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero.