Isaías 12:1 Cántico de acción de gracias[a] En aquel día dirás: «Cantaré a ti, Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó y me has consolado.
Un himno de alabanza compuesto para celebrar la esperanza del glorioso reino del santo de Israel . La mención de aquel día, y el hecho de que haya cesado la indignación de Jehová, lo convierten en un himno mesiánico. Va por ello más allá del Israel posterior al exilio y anticipa la plenitud de la salvación mesiánica.
Este capítulo es un himno de alabanza, otra descripción gráfica del gozo de las personas cuando Jesucristo venga a reinar sobre la tierra. Aun ahora necesitamos expresar nuestra gratitud a Dios: agradecerle, alabarle y hablar a otros de El. Debemos alabarlo desde lo profundo de nuestro corazón agradecido. Y debemos anunciar las buenas nuevas a los demás
Isaías 12:2 He aquí, Dios es mi salvación; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es Jah, Jehová, quien ha sido salvación para mí».[b]
Canción : Connota la energía y la vitalidad con que se alaba a Dios.
Ah, Yah: La forma abreviada del nombre santo de Jehová. Esta forma del nombre del Señor aparece 50 veces en el Antiguo Testamento. De estas, 44 se hallan en los Salmos y el resto en éxodo e Isaías. Muchas de las referencias en los Salmos contienen la palabra compuesta Hallelu-Yah, Aleluya, que literalmente significa: «¡Todos deben alabar a Yah! » Este vocablo ha pasado del hebreo a numerosos idiomas y constituye una hermosa y adecuada expresión de gozosa adoración.
Isaías 12:3 Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.
Las fuentes de salvación : Una referencia al disfrute de las bendiciones derramadas por Dios a través del Ungido de la casa de David.
Isaías 12:4 Y diréis en aquel día: «Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras,[c]
recordad que su nombre es engrandecido.
Aclamad su nombre significa aquí «eleva tus manos» para adorar al Señor.
Isaías 12:5 Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra.
Isaías 12:6 Regocíjate y canta, moradora de Sión; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel».
Agradecimiento por la liberación divina,
El cap. 12 constituye un salmo, y viene a manera de epílogo de la primera parte del libro de Isaías, a la cual nosotros hemos subdivido en dos.
La ubicación de este salmo, después de una profecía del retorno a Sion desde todas las naciones y que Babilonia esté incluida, hace suponer a algunos investigadores que este salmo no fuera de Isaías ni de su época, sino del editor del libro en una época posterior al retorno a Sion. Esto no despoja de hecho la paternidad a Isaías, porque él también ha proferido exclamaciones de grande alegría por la restauración futura del remanente. Por ejemplo, las palabras Deuteronomio 10:21-23 casi constituyen un salmo, y en la primera parte del presente salmo resalta la palabra favorita de Isaías: Yeshuáh, salvación (versículo 2), y en la segunda aparece el nombre de su Dios como el Santo de Israel (versículo 6). Por otro lado, como este salmo no alude claramente a un retorno a Sion, sino a la “salvación” o liberación llevada a cabo por
Jehová, podría ser posterior a la invasión de Senaquerib y la liberación de Jerusalén de manera milagrosa. En realidad el salmo tiene todas las características del estilo de Isaías.
El salmo se divide en dos partes exactamente iguales. La primera mitad se caracteriza por estar en primera persona singular: ¡Te doy gracias…! ¡He aquí, Dios es mi salvación…! Jehová es mi fortaleza y mi canción. Sólo el versículo 3 introduce un cambio en número: Sacaréis. Sin embargo, la mem con que termina sheavtém, “sacaréis”, puede bien ser resultado de una confusión con la mem de la palabra que le sigue: máyim, “agua”, y el texto puede haber dicho originalmente: “Con regocijo sacaré [o sacarás] agua de los manantiales de la salvación.” Esto sería paralelo a las primeras palabras del versículo 1: En aquel día dirás…
Sacar agua de los manantiales de salvación significa llanamente aprovechar, echar mano, de algo que está allí, a nuestra disposición, continua y fielmente como un manantial. Esto es lo que Isaías le pidió y le rogó a Acaz que hiciera, y no hizo. Esto es lo que Ezequías, en el último minuto hizo, y la salvación de Jehová probó ser fiel y real. Y este manantial es Jeho- vah. No es Egipto; no es Asiria. Tampoco lo es la confianza en el poderío bélico y el despliegue de tecnología militar. Jehová es mi fortaleza [o poderío] y mi canción [o himno]; él es mi salvación.
La segunda parte de este salmo está en segunda persona plural: diréis, dad gracias, etc. Sólo en el versículo 6 vuelve al singular porque personifica a los habitantes de Israel en una mujer. También los verbos tienen forma femenina, pero esto no se nota en castellano. También los romanos, tras la destrucción de Jerusalén y su victoria sobre Judá, acuñaron una moneda con la imagen de una mujer sentada y llorando (que representa a Judá), junto a un soldado romano de pie.
Caldea es el nombre que se da a la región baja de Mesopotamia porque allí se establecieron los caldi o caldeos. La fecha de este establecimiento es aproximadamente la primera mitad del primer milenio a. de J.C. Los caldeos consiguieron crear un gran imperio con la ayuda de los medos y en lucha con los asirios y los antiguos reyes de Babilonia.
Lo caldeos lograron un notable avance en la legislación. Así vemos que, 2.000 a. de J.C., el ilustre soberano del primer imperio babilonio o caldeo, Hamurai, había dado ya leyes sabias y diversas, pero bastante severas. Ese conjunto de leyes forman el «Código de Hamurabi», considerado como uno de los más antiguos de la tierra.
En el primer imperio caldeo, la supremacía cayó en Babilonia fundada por los semitas hacia el año 2700 a orillas del Eufrates. Estuvo destinada para ser el cruce obligado de utas particularmente importantes, para el mercado de Asia Occidental y una de las ciudades más ricas de Oriente.
El poderío de este primer imperio babilónico alcanzó hasta el año 2.100 a. de J.C. bajo el reinado de Hamurabi, quien fue además un gran conquistador, pero este imperio sucumbió en el siglo XX por los kasitas y los hititas que habían venido del Norte.
El segundo imperio babilónico, alcanzó su mayor florecimiento, bajo Nabucodonosor (605-562 a. de J.C.), quien arrojó a los asirios, sacó a los egipcios de Siria, tomó Jerusalén, y se llevó cautivos a los judíos (588), sitió Tiro, logrando solamente que le pagaran tributo. La fabulosa ciudad de Babilonia se convirtió en la perla del oriente, con fabulosa muralla, sus jardines colgantes, sus templos y sus palacios. Nabucodonosor fue el último de los grandes monarcas caldeos. Después de él se empezó la decadencia del imperio en 538 a. de J.C., los persas, conducidos por Ciro, se apoderaron de Babilonia.
Verdades prácticas Liberación, un vocablo tan usado en nuestro tiempo, pero también usado de acuerdo a las circunstancias, por su uso e interpretación con un significado muy peculiar.
El poema de Isaías 12 es impresionante, magistralmente realizado y de gran contenido espiritual.
En nuestro tiempo se habla de «liberación» femenina, económica, política, social, sexual y hasta de liberación teológica. Es cierto que vivimos en una época cuando multitudes, que anteriormente habían vivido con las cadenas de opresión, están buscando la manera de experimentar la libertad. Seguramente vamos a ver progreso en cada una de estas esferas en los años venideros.
Para los creyentes en Jehová, «liberación» tiene un significado más profundo. La liberación aquí es la liberación del pecado. Obra poderosa que solo Dios, en la persona del Gran Libertador Jesucristo, puede hacer.
Esta liberación espiritual es la dádiva más grande que el ser humano puede obtener. ¡Yes gratis! Todo lo que uno tiene que hacer es entregarse espiritualmente a Cristo y creer en él. Cristo es el que verdaderamente nos libera de toda cadena que pueda tenernos preso.