Y la luz brilla en la oscuridad, porque la oscuridad no ha sido nunca capaz de apagarla.
Aquí nos encontramos con otra de las palabras clave de Juan: oscuridad (skotos, skotía). Esta palabra aparece siete veces en el Evangelio. Para Juan había una oscuridad en el mundo que era tan real como la luz.
(i) La oscuridad es hostil a la luz. La luz brilla en la oscuridad, que, por mucho que lo intente, no puede extinguirla. El hombre pecador ama la oscuridad y odia la luz, porque la luz descubre demasiadas cosas.
Puede que aquí Juan haya tomado prestado un pensamiento. Como sabemos, estaba dispuesto a salir y a adoptar ideas nuevas si así podía presentar y ofrecer el Evangelio a los hombres. La gran religión persa, el zoroastrismo, tenía por entonces una gran influencia en el pensamiento de muchos. Creía que había dos grandes poderes opuestos en el universo: el dios de la luz y el de la oscuridad, Ormuz y Ahrimán. Todo el universo era el campo de batalla en el conflicto eterno y cósmico entre la luz y la oscuridad; y tenía una importancia suprema en la vida qué lado se escogía.
Así que Juan está diciendo: «A este mundo ha venido Jesús, la luz del mundo; hay una oscuridad que tratará de eliminarle, de desterrarte de la vida, de extinguirle. Pero hay un poder en Jesús que es invencible. La oscuridad Le puede odiar, pero nunca se librará de Él.» Como se ha dicho en verdad: «Toda la oscuridad del mundo no puede extinguir la lucecita más pequeña». La luz inconquistable vencerá al fin a la oscuridad hostil. Juan está diciendo: «Elegid vuestro bando en el conflicto eterno, y elegid bien:»
(ii) La oscuridad representa la esfera natural de todos los que odian el bien. Son las personas que hacen el mal las que temen a la luz (Juan 3:19). Los que tienen algo que esconder aman la oscuridad; pero es imposible esconderle nada a Dios. Su reflector barre la oscuridad y descubre los males que acechan en el mundo.
(iii) Hay algunos pasajes en los que la oscuridad parece representar a la ignorancia, especialmente esa ignorancia voluntaria que rechaza la luz de Jesucristo. Jesús dice: «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en la oscuridad» (Juan 8:12). Les dice a Sus discípulos que la luz no estará con ellos más que un tiempo; que anden en la luz; porque si no, viene la oscuridad, y el que anda en la oscuridad no sabe adónde va (Juan 12:35). Jesús dice que vino con Su luz para que los hombres no tuvieran que vivir en la oscuridad (Juan 12:46). Sin Jesucristo nadie puede encontrar o ver, el camino. Es como el que va con los ojos vendados o es ciego. Sin Jesucristo la vida se pierde. Goethe, cuando estaba muriendo, pedía: «¿Luz, más luz!» Y uno de los antiguos líderes escoceses les decía a sus amigos cuando estaba ya al final: «Encended el candil para que vea para morir.» Jesús es la luz Que le enseña a uno el camino, y que le ilumina el camino para que pueda dar cada paso.
Hay lugares en los que Juan usa esta palabra oscuridad en sentido figurado. La usa a veces refiriéndose a algo más que la falta de la luz terrenal. Nos habla de Jesús andando sobre el agua. Nos cuenta que los discípulos se habían embarcado en su barca y estaban cruzando el lago sin Jesús; y entonces dice Juan: «Y la oscuridad ya había caído, y Jesús todavía no había venido a ellos» (Juan 6:17). Sin la presencia de Jesús, no había nada más que la oscuridad amenazadora. Nos cuenta la mañana de la Resurrección, y las horas que precedieron al momento en que los que habían amado a Jesús se dieron cuenta de que se había levantado de los muertos. Empieza la historia: «Ahora, el primer día de la semana, María Magdalena vino temprano, cuando estaba todavía oscuro» (Juan 20:1). Ella estaba viviendo en aquel momento en un mundo que ella pensaba que había eliminado a Jesús; y un mundo así estaba oscuro. Cuenta la historia de la última Cena. Cuenta que Judas se tomó el bocado que le dio Jesús y salió a llevar a cabo su terrible tarea y hacer los preparativos para traicionar a Jesús; y dice, con una especie de simbolismo terrible: «Así que, después de tomar el bocado, salió inmediatamente; y era de noche» (Juan 13:30). Judas salía a la noche de una vida que había traicionado a Cristo.
Para Juan, una vida sin Cristo era una vida en la oscuridad. La oscuridad quiere decir la vida sin Cristo, y especialmente para los que le han vuelto la espalda.
Antes de dejar este versículo hay otra cosa que debemos notar. La palabra que hemos traducido aquí apagares en griego katalambanein, que puede tener tres significados:
(a) Puede querer decir que la oscuridad no entendió nunca la luz (cp. RV antigua: «.mas las tinieblas no la comprendieron»): En cierto sentido la gente del mundo es que sencillamente no puede entender las demandas de Cristo y el camino que Cristo le ofrece. Le parece un absurdo. Nadie puede entender a Cristo si no se somete a Él antes.
(b) Puede querer decir que la oscuridad nunca venció a la luz :(R-V60: «no prevalecieron. contra ella»). Katalambanein puede querer decir perseguir hasta que se alcanza o adelanta y así se domina y se vence. Esto podría querer decir que la oscuridad del mundo había hecho todo lo posible para eliminar a Jesucristo, hasta el punto de crucificarle, pero nunca podría destruirle. Tal vez aquí se hace referencia al Cristo crucificado y vencedor.
(c) Puede usarse de extinguir un fuego o una luz. Ese es el sentido en que la hemos tomado aquí. Aunque el mundo hizo todo lo posible para oscurecer o extinguir la luz de Dios en Cristo, no la pudieron sofocar. En cada generación la luz de Cristo todavía brilla a pesar de los esfuerzos que se hacen para extinguir Su llama.