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Isaías 16: Enviad cordero al señor de la tierra

Isaías 16:1  [a]Enviad cordero al señor de la tierra,[b] desde Sela[c] del desierto al monte de la hija de Sión.

La tierra : Judá. Los edomitas suplican la ayuda de Judá para proteger a sus refugiados ( desterrados ). La solicitud se hace por medio de un cordero , símbolo de los miles que el rey Mesa de Moab mandaba como tributo. Judá responde positivamente y Moab se convierte de nuevo en vasallo de quien ocupe el trono de David.

Sela : Posiblemente Petra en la moderna Jordania.

Atacados por los asirios, los refugiados moabitas huirían a Sela, ubicada en la nación de Edom hacia el sur. Los moabitas en su desesperación enviarían un tributo de corderos a Jerusalén pidiendo la protección de Judá. Jerusalén sería un buen refugio por un tiempo. Isaías aconsejó a Judá que aceptará a estos refugiados como una señal de compasión en el momento devastador de su enemigo.

Isaías 16:2  Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán las hijas de Moab en los vados del Arnón.

Isaías 16:3  Prepara un plan, toma una decisión; extiende tu sombra como noche en medio del día; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes.

Isaías 16:4  Moren contigo mis desterrados, Moab; sé para ellos un escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador desaparecerá del país.

Isaías 16:5  Se dispondrá el trono en misericordia y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio y apresure la justicia.[d]

El tabernáculo de David : La casa de David. Posiblemente una referencia al reinado de Ezequías, pero más probablemente una profecía del reinado mesiánico del trono de David.

Isaías 16:6  Hemos oído de la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia, su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes.

Isaías 16:7  Por tanto, aullará Moab, todo Moab aullará. En gran manera, abatidos, gemiréis por las tortas de uvas de Kir-hareset.[e]

Isaías 16:8  Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides de Sibma. Señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos, que habían llegado hasta Jazer y se habían extendido por el desierto. Se extendieron sus plantas hasta más allá del mar.

Isaías 16:9  Por lo cual lamentaré con el lloro de Jazer por la viña de Sibma; te regaré con mis lágrimas, Hesbón y Eleale, porque sobre tus cosechas y sobre tu vendimia caerá el grito de guerra.

Isaías 16:10  Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil; en las viñas no cantarán ni se regocijarán; no pisará vino en los lagares el pisador; he hecho cesar el grito del lagarero.[f]

Un momento de gran gozo en los viñedos era pisar las uvas (extraer el zumo de las uvas al pisarlas con los pies descalzos) que se realizaba durante la temporada de cosecha. Sin embargo, el gozo de la cosecha pronto terminaría, debido a que olvidaron a Dios y se rebelaron en su contra.

Isaías 16:11  Por tanto, mis entrañas vibrarán como un arpa por Moab, y mi corazón por Kir-hareset.

Isaías 16:12  Y cuando aparezca Moab cansado sobre los lugares altos, cuando venga a su santuario a orar, de nada le valdrá.[g]

Cuando el pueblo de Moab experimentó la ira de Dios, buscó a sus propios ídolos y dioses. Nada sucedió, sin embargo, porque no contaron con alguien que los salvara. Buscamos nuestras vías de escape para enfrentar los problemas diarios. El efecto es el mismo: ningún placer, pasatiempo ni religión hecha por hombres vendrá a salvarnos. Nuestra esperanza radica en Dios, el único que puede escucharnos y ayudarnos.

Isaías 16:13  Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre Moab desde aquel tiempo;

Isaías 16:14  pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: «Dentro de tres años, como los años de un jornalero, será abatida la gloria de Moab, con toda su gran multitud. Y los sobrevivientes serán pocos, pequeños y débiles».

La profecía de Isaías se cumplió poco después de pronunciada. Aunque Dios los castigó, su misericordia salvó un remanente moabita.

Tiglat-pileser III invadió Moab en 732 a.C., Senaquerib invadió Moab el mismo año que Judá, 701 a.C. El primer suceso ocurrió tres años después de la profecía de Isaías, marcándolo como un verdadero profeta. En estos sucesos, el pueblo de Israel vio que la profecía se cumplía ante sus propios ojos.

En cuanto a la fecha de esta profecía hay dos hipótesis:

(1) Habría sido pronunciada en los días de la guerra de Rezín rey de Siria y Pécaj rey de Israel contra Judá, en el mismo tiempo cuando Isaías profetizó también la ruina de Damasco. La razón para suponer esto se encuentra en 16:14: Dentro de tres años… será abatida la gloria de Moab, con toda su multitud. El agente de tal suerte sería Asiria. Con respecto a Damasco el profeta señaló un plazo de dos años a lo más. La ruina de Moab sería unos meses después, al tercer año, posiblemente en el año 732 según una inscripción de los días de Tiglatpileser. Sin embargo, entonces Moab no fue totalmente arruinada, sino solamente sometida a Asiria.

(2) Otros presuponen que la profecía habría sido pronunciada en el año 711, en los días de Ezequías, cuando se aliaron contra Asiria los pueblos de Moab, Amón, Edom, los filisteos y Judá, bajo la influencia de Egipto. Entonces vino el Tartán a Asdod, enviado por Sargón rey de Asiria.

En aquella ocasión Isaías también profetizó del destino que tocaría a Egipto, y en señal de duelo comenzó a andar desnudo y descalzo tres años, como un cautivo de los asirios. Algunos creen que la profecía anuncia dichos acontecimientos, aunque en una inscripción asiria del año 701 a. de J.C. también se menciona a Quemosnadab, rey de Moab, entre los reyes sometidos por Senaquerib.

La profecía comienza con la recitación de un antiguo poema que narra la devastación de Moab. El poema, que en su forma básica se remonta a los días de la destrucción de las ciudades de Moab por Sejón, rey de los amorreos, parece haber sido ampliado para incluir otros datos de la historia posterior de Moab, como los días de la conquista de Canaán por los israelitas, y los días del rey Mesa. La mayoría de las ciudades que se mencionan en 15:1-4, aparecen en la estela de Mesa, rey de Moab. También la mención de corderos en 16:1 parece aludir al tributo que los moabitas pagaban a Israel según 2 de Reyes 3:4.

A diferencia de otras profecías de Isaías contra los países limítrofes de Judá, esta profecía acerca de Moab expresa compasión por su destino: «Mi corazón da gritos por Moab». En 16:11 dice: Mis entrañas gimen como un arpa por Moab…

El profeta vislumbra que los moabitas, a pesar de su larga historia de arrogancia y de hostilidad contra Judá e Israel, acudirían a buscar refugio en Judá, enviando allá como en el pasado un tributo de sumisión. La profecía presenta a los moabitas solicitando desesperadamente a los gobernantes en Jerusalén: “Esconde a los desterrados; no entregues a los que andan errantes… Sé para ellos refugio, a causa del destructor“. Pero en los círculos gobernantes de Judá no se creería a los mensajeros de Moab, ni se expresaría ninguna simpatía por su destino.

Profecías contra Moab  Geografía: Moab se hallaba situado al sudeste y oriente con fronteras fijas: el río Zared, el desierto y el mar Muerto. En la zona norte la frontera variaba desde el Arnón hasta la terminación de la meseta un poco al norte de Hesbón.

Historia: Los moabitas eran descendientes de Lot, prole de su relación incestuosa con su hija mayor.

Los relatos arqueológicos existentes revelan que esta tierra estuvo poblada desde 6000 a. de J.C. La época de mayor civilización y cultura data de los años 2300-2000, cuando los pobladores eran los emitas; se dice que eran gentes de gran altura.

Los habitantes de Moab, como parientes de los israelitas, adquieren figuración con la persona de Rut, aquella mujer que en un arranque de lealtad filial a Noemí, decide regresar con ella a los campos de Judá. Ella tuvo participación en la fundación de la casa de David el famoso rey de Israel.

Las profecías lanzadas contra Moab por Isaías, se debían a los persistentes ataques que los habitantes de Judá recibían de éstos. Las fuerzas asirias dirigidas por Tiglatpileser, saquearon muchas de sus ciudades (734 a. de J.C.), Sargón (713 a. de J.C.), Senaquerib (701 a. de J.C.). Además Moab ayudó a Nabucodonosor contra Judá. En el 582, este rey devastó el territorio moabita, habiendo quedado desde esa fecha la tierra completamente devastada y desolada. Los descubrimientos arqueológicos dan testimonio de su antigua prosperidad.

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