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1 de Samuel 4: El arca capturada por los filisteos

1 de Samuel 4:1 Y Samuel habló a todo Israel. Por aquel tiempo salió Israel a encontrar en batalla a los filisteos, y acampó junto a Eben- ezer, y los filisteos acamparon en Afec.

Los filisteos, un pueblo no semita que emigró desde Creta por primera vez en tiempos de Abraham (ca. 2000 a.C.) y después en el 1200 a.C., y vivía en cinco ciudades localizadas en la parte sudoccidental de Canaán: Gaza, Ascalón, Ecrón, Gat y Asdod. Afec estaba al pie de las colinas, a unos 30 km de Silo.

Los filisteos, descendientes de Cam, hijo de Noé, se establecieron a lo largo del sureste de la costa del Mediterráneo entre Egipto y Gaza. Ellos eran originalmente, uno de los «pueblos del mar», que habían emigrado al Oriente Medio en barcos desde Grecia y Creta. En la época de Samuel, este pueblo belicoso estaba muy bien establecido en cinco de las ciudades de Gaza en la parte sudoeste de Canaán y constantemente presionaban tierra adentro en contra de los israelitas. En todo este tiempo, los filisteos fueron los mayores enemigos de Israel.

1 de Samuel 4:2 Y los filisteos presentaron la batalla a Israel; y trabándose el combate, Israel fue vencido delante de los filisteos, los cuales hirieron en la batalla en el campo como a cuatro mil hombres.

1 de Samuel 4:3 Cuando volvió el pueblo al campamento, los ancianos de Israel dijeron: ¿Por qué nos ha herido hoy Jehová delante de los filisteos? Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová, para que viniendo entre nosotros nos salve de la mano de nuestros enemigos.

¿Por qué nos ha herido hoy Jehová?: Culpaban al Señor por una derrota ocasionada por su propio pecado e ignorancia.

El arca del pacto contenía los Diez Mandamientos dados por Dios a Moisés. Se suponía que el arca debía ser guardada en el Lugar Santísimo, un lugar sagrado del tabernáculo donde exclusivamente el sumo sacerdote podía entrar una vez al año. Ofni y Finees profanaron el lugar al entrar ilegalmente y sacar el arca.

Los israelitas reconocieron debidamente la gran santidad del arca, pero pensaron que el arca por sí misma, la caja de madera y metal, era su fuente de poder. Comenzaron a usarla como un amuleto de buena suerte, con la esperanza de que los protegiera de sus enemigos. Un símbolo de Dios no garantiza su presencia y poder. Su actitud hacia el arca llegó a asemejarse peligrosamente a la idolatría. Cuando el arca fue capturada por sus enemigos, pensaron que la gloria de Israel estaba perdida y que Dios los había abandonado. Dios usa su poder de acuerdo con su propia sabiduría y voluntad. El responde a la fe de aquellos que lo buscan.

1 de Samuel 4:4 Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios.

El arca del pacto era un cofre que contenía las tablas de la Ley de Dios, el fundamento sobre el que se asentaba el pacto de Israel con Jehová. Los ancianos querían el arca como un recordatorio de la presencia de Dios en medio de su pueblo y como algo que les inspiraba valor en la batalla. Los querubines eran dos figuras moldeadas en oro puro y situadas en cada extremo del arca.

«Jehová de los ejércitos, quien moraba entre los querubines» sugiere que la presencia de Dios descansaba en el arca del pacto entre los dos querubines de oro (o ángeles) adheridos a su tapa. El pueblo creía que el arca les daría la victoria cuando Ofni y Finees la llevaron a la batalla.

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