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2 de Samuel 10: Derrotas de amonitas y sirios

2 de Samuel 10:1 Derrotas de amonitas y sirios[a] Después de esto, aconteció que murió el rey de los hijos de Amón, y reinó en lugar suyo su hijo Hanún.

Los acontecimientos narrados en capítulos 10-22 tuvieron lugar entre los años veinte y treinta del reinado de cuarenta años de David.

2 de Samuel 10:2 Dijo David: «Yo tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como su padre la tuvo conmigo». Y envió David a sus siervos para que lo consolaran por su padre. Pero cuando los siervos de David llegaron a la tierra de los hijos de Amón,

Amón : La moderna nación de Jordania. Los amonitas eran descendientes de Lot. Aunque emparentados, se había desarrollado gran hostilidad entre ellos e Israel.

Nahas era el mismo rey que Saúl había derrotado en Jabes-Galaad (1Sa_11:1). Cuánta misericordia demostró hacia David, no se sabe. Quizás le prestó alguna ayuda cuando David peleaba contra Saúl. Hanún : Mefi-boset aceptó la oferta de misericordia de David y fue bendecido. Hanún la rechaza y es destruido. Y envió David sus siervos : Embajadores enviados por David como sus emisarios personales.

2 de Samuel 10:3 los príncipes de los hijos de Amón dijeron a Hanún, su señor: «¿Crees acaso que por honrar a tu padre, David te ha enviado mensajeros a que te consuelen? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la ciudad, inspeccionarla y destruirla?».[b]

Los príncipes de los hijos de Amón eran los jefes de los amonitas. Aparentemente, todavía estaban ofendidos por el duro trato propinado por David a sus aliados moabitas.

2 de Samuel 10:4 Entonces Hanún tomó a los siervos de David, les rapó la mitad de la barba, les cortó los vestidos por la mitad hasta las nalgas, y los despidió.

Les rapó la mitad de la barba : Para los hebreos y otras naciones, la barba se consideraba el principal ornamento masculino o un signo de honor. Les cortó los vestidos por la mitad : Se trataba de las largas vestiduras que cubrían el cuerpo hasta los tobillos. Los hebreos no utilizaban ropa interior, por lo que Hanún los puso en una situación embarazosa.

2 de Samuel 10:5 Cuando se le hizo saber esto a David, envió gente a su encuentro, porque ellos estaban en extremo avergonzados. Y el rey les mandó a decir: «Quedaos en Jericó hasta que os vuelva a nacer la barba, y entonces volved».

En la cultura israelita todos los hombres usaban barba, esta era señal de madurez. Así que cuando a estos embajadores se les afeitó la mitad de la barba, sufrieron una gran humillación. Cortarles sus vestimentas también los expuso al ridículo.

2 de Samuel 10:6 Viendo los hijos de Amón que se habían hecho odiosos a David, mandaron a tomar a sueldo veinte mil[c] hombres de a pie entre los sirios de Bet-rehob y los sirios de Soba, mil hombres del rey de Maaca, y doce mil hombres de Is-tob.

Bet – rehob : Capital del reino arameo. Aunque derrotados por David, esta es otra alianza organizada por los amonitas contra Israel.

Debido a que Hanún siguió un mal consejo, sospechó de los motivos de los embajadores y los humilló. Se dio cuenta de que David estaba enojado e inmediatamente formó sus fuerzas para la batalla. Debió haber pensado más cuidadosamente sobre ese consejo, pero aunque no lo hubiera admitido, debió haber intentado negociar con David. En cambio, se negó a admitir cualquier falta, y se alistó para la guerra. A menudo respondemos con ira, y a la defensiva, en vez de admitir que hemos cometido un error, pedir disculpas y tratar de disipar la ira de la otra persona. En lugar de pelear debemos estar dispuestos a buscar la paz.

2 de Samuel 10:7 Cuando David oyó esto, envió a Joab[d] con todo el ejército de los valientes.

Los valientes : Eran la élite de las fuerzas combatientes de David.

2 de Samuel 10:8 Los hijos de Amón salieron y se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca tomaron posiciones aparte en el campo.

2 de Samuel 10:9 Viendo, pues, Joab que se le presentaba la batalla de frente y desde la retaguardia, seleccionó a lo mejor de los escogidos de Israel, y se puso en orden de batalla contra los sirios.

2 de Samuel 10:10 Entregó luego el resto del ejército en manos de su hermano Abisai,[e] y lo alineó frente a los amonitas.

2 de Samuel 10:11 Y dijo: «Si los sirios pueden más que yo, tú me ayudarás; y si los hijos de Amón pueden más que tú, yo te daré ayuda.

2 de Samuel 10:12 Ten fortaleza, esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios. Que Jehová haga lo que bien le parezca».

Debe haber un balance en la vida entre nuestras acciones y nuestra fe en Dios. Aquí David dice: «Esfuérzate y esforcémonos por nuestro pueblo». En otras palabras, hagan lo que puedan. Hagan planes para la estrategia de la batalla, use su mente para encontrar las mejores técnicas, y utilice sus recursos. Pero también dice, «y haga Jehová lo que bien le pareciere». El sabía que el resultado estaba en las manos de Dios. De la misma manera, debemos usar nuestra mente y nuestros recursos para obedecer a Dios, mientras que al mismo tiempo confiamos a Dios los resultados.

2 de Samuel 10:13 Se acercó Joab, y el pueblo que con él estaba, para pelear contra los sirios; pero ellos huyeron delante de él.

2 de Samuel 10:14 Entonces los hijos de Amón, viendo que los sirios habían huido, huyeron también ellos ante Abisai y se refugiaron en la ciudad, mientras que Joab dejó de luchar contra los hijos de Amón y volvió a Jerusalén.

2 de Samuel 10:15 Pero los sirios, al ver que habían sido derrotados por Israel, se volvieron a reunir.

2 de Samuel 10:16 Hadad-ezer[f] mandó a buscar a los sirios que estaban al otro lado del Éufrates,[g] los cuales llegaron a Helam[h] comandados por Sobac, general del ejército de Hadad-ezer.

Al otro lado del éufrates : Hadad-ezer tenía fuerzas de ocupación en Mesopotamia, al este del río éufrates.

2 de Samuel 10:17 Cuando le fue dado aviso, David reunió a todo Israel, pasó el Jordán y llegó a Helam. Los sirios se pusieron en orden de batalla contra David y pelearon contra él.

2 de Samuel 10:18 Pero los sirios huyeron delante de Israel, y David les mató a la gente de setecientos carros, y cuarenta mil hombres de a caballo. Hirió también a Sobac, general del ejército, quien murió allí.

2 de Samuel 10:19 Cuando todos los reyes que ayudaban a Hadad-ezer vieron cómo habían caído derrotados ante Israel, hicieron las paces con Israel y les quedaron sometidos. De ahí en adelante, los sirios temieron seguir ayudando a los hijos de Amón.

Guerra contra los amonitas. Los amonitas se vuelven contra David

David había tenido buenas relaciones con Najas, el rey de los amonitas, por esa razón no había tenido que pelear contra ellos. Cuando murió Najas, David quizo continuar las buenas relaciones con su hijo. David quería mostrar bondad (Jesed) a Hanún, hijo de Najas, y envió David a sus servidores para darle el pésame; pero Hanún fue engañado por sus oficiales, quienes le hicieron creer que el propósito de David era destruir a los amonitas. Nunca faltan los que siembran discordias y falsos testimonios, los que con su boca consumen bosques enteros; estos oficiales fueron responsables por desatar la subsecuente guerra. Hanún creyó a sus oficiales y trató a los mensajeros de David como si fuesen sus enemigos. El acto de cortarles la barba y la ropa era considerado como un gran insulto, tal que David les ordenó a sus hombres que se quedasen en Jericó hasta que les creciera la barba. Esta es una de las ocasiones en que un mal consejo fue seguido causando graves consecuencias; otras ocasiones serían el consejo de Jonadad a Amnón y el consejo de Ajitofel a Absalón.

Aplicación

Este incidente desagradable comprueba la verdad que encierran los dos proverbios siguientes: «Volviendo mal por bien» y «No hay mal que por bien no venga».

Los amonitas piden ayuda a los sirios

Los amonitas, sabiendo que no podrían resistir ellos solos, pidieron la ayuda de los sirios de Betrejob y de Soba. La localidad de Betrejob es desconocida. Soba era el reino arameo que se encontraba contiguo a las tribus de Manasés, Neftalí y Dan, al norte de Basan. El reino de Soba, junto con los sirios de Damasco, había sido derrotados anteriormente (así se menciona en el cap. 8). Es posible que este relato se refiera a la misma guerra anterior, o que sea otra guerra. El relato parece indicar que esta fue otra guerra, principiada por los amonitas, a los cuales se unieron los sirios que habían sido derrotados anteriormente.

Cuando una buena acción es mal interpretada

Hay un refrán que se escucha con frecuencia: «No hay mal que por bien no venga.»

1. Hay humillacion y vejación

2. Hay derrota y fracaso

Galatas 6:7-10 nos inspira para actuar correctamente y esperar en Dios.

Joab y Abisai luchan por separado

Los ejércitos enemigos se dividieron en dos frentes, los amonitas se pusieron a la entrada de la ciudad y los sirios en el campo; no se menciona el nombre de la ciudad, lo más probable es que era Rabatamón, la ciudad principal del reino amonita. Joab también dividió su ejército: Joab combatió a los sirios, y Abisai a los amonitas. Joab instruyó a Abisai que se ayudarían el uno al otro en la batalla; si los sirios eran más fuertes que Joab, Abisai le prestaría ayuda; y si los amonitas eran más fuertes que Abisai, Joab le prestaría ayuda. Esto indicaba que ambos deberían estar vigilante del otro, al mismo tiempo ambos atacaban al enemigo. La iglesia debe seguir este ejemplo en su lucha contra el mal: los cristianos vigilan unos por otros, al mismo tiempo que juntos pelean contra el mal; cuando el enemigo parece ser más fuerte que uno, los otros hermanos vienen a prestarle ayuda. Cada uno en lo individual pelea sus propias batallas espirituales, no dejándose derrotar por el enemigo; pero todos, como un solo cuerpo, combaten unidos y se refuerzan espiritualmente unos a otros.

Joab lucha con fe

Joab se entregó valientemente a la lucha; su llamado a Abisai fue que se esforzaran y lucharan valientemente por el pueblo de ellos, que también era el pueblo de Dios. Joab no estaba seguro si Dios había predicho la victoria para ellos, pero sí estaba seguro que su misión era la de luchar, dejando los resultados a Dios. David no estaba con ellos en esta guerra, esta era la razón por la que Joab no conocía la voluntad de Dios con respecto a la batalla. Joab dejó aquí un ejemplo de un soldado que sabía su misión; aunque su rey no se encontraba con él, y aunque no estaba seguro de la voluntad de Dios para esa batalla, Joab asumió la responsabilidad de la batalla. Los soldados de Cristo no siempre están acompañados de sus líderes, y no siempre están seguros de cuál es la voluntad de Dios; pero sí deben estar seguros de cuál es su misión. En situaciones, obrarán en fe, dándose a sí mismos, y esperando que Jehová haga lo que le parezca bien.

El doble secreto del triunfo

Introducción : Hablar de la super pulsera «Optima» (para “triunfar” en la vida).

I. La voluntad de Dios

1. Directiva

2. Permisiva

II. El esfuerzo humano

1. Personal

2. Conjunto o compartido

Conclusión

Los enemigos huyen

Los sirios huyeron ante Joab; y los amonitas, al ver a los sirios huir, también se dieron a la fuga y entraron a la ciudad. Los problemas que atacan a los cristianos, muchas veces aparentan ser más fuertes de lo que son; y cuando el cristiano permanece firme y valiente ante ellos, las amenazas desaparecen por sí mismas. Aunque David no estaba con ellos, Joab y Abisai enfrentaron al enemigo con valentía y lo vencieron. David no estuvo presente en esta batalla. David se había quedado en Jerusalén; en el capítulo siguiente se narra lo que sucedió a David en Jerusalén, mientras Joab y Abisai peleaban contra los amonitas y los sirios. Mientras Joab y Abisai peleaban y ganaban la victoria, David cedía a la tentación y caía en el pecado. El episodio de David y Betsabé sucedió mientra Joab y Abisai luchaban contra los amonitas.

Cuando los amonitas huyeron a esconderse en su ciudad, Joab regresó a Jerusalén. Los sirios se volvieron a reunir. Hadadezer envió a traer refuerzos. Para esta ocasión, es muy posible que David ya se había recuperado de su pecado; de allí que cuando se dio cuenta de que los sirios se habían reagrupado, David cruzó el Jordán y derrotó a los sirios en Helam. Los sirios hicieron la paz con Israel y decidieron no volver a ayudar a los amonitas.

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