Pero hay una advertencia. Todos los que pueden, deben observar la Pascua en el debido tiempo. El que puede y no lo hace será “cortado” (RVR-1960) de entre el pueblo. Algunos interpretan esto para indicar una muerte repentina a mano de Dios, pero parece mejor interpretar que tal persona será excluida (RVA), o excomulgada, de la congregación de Israel. Hay entonces provisión para circunstancias especiales, pero no hay excusa para el incumplimiento sin una buena razón.
Antes de salir del monte Sinaí la celebración de la Pascua recuerda a Israel una vez más su identidad como el pueblo redimido por Jehová. Esta fiesta es tan fundamental que los que la tratan con liviandad demuestran un desprecio por el carácter espiritual del pueblo de Dios. Los que tienen tal actitud deben ser excluidos de Israel. Por el otro lado, los extranjeros que residen con el pueblo y celebran la Pascua demuestran así su fe en Jehová como el Rey divino y Redentor y su entrega a él. Estos se incluyen en el pueblo con todos los derechos del natural. Vemos así que Israel es fundamentalmente una comunidad de fe y no una raza.
Provisión para la dirección del pueblo en el viaje
Esta sección representa una transición. Incluye las últimas instrucciones dadas antes de la salida del monte Sinaí, pero mira adelante al viaje a través del desierto. Había que proveer alguna manera de guiar al pueblo y mantener su organización en la marcha.
La nube sobre el tabernáculo. Este pasaje repite lo presentado en. Cuando Moisés erigió y dedicó el tabernáculo, vino una nube que lo cubrió. Esta nube simbolizaba que Jehová aceptaba el tabernáculo como su morada santa en la tierra y que había venido para habitar en él. De noche, la nube tenía la apariencia de fuego. Así que, de día o de noche, todos podían ver el símbolo de la presencia de Dios.
Pero la nube era más que un recordatorio de la presencia del Dios santo en medio de su pueblo; era también una manera de dirigir el pueblo en la marcha. Al levantarse la nube, el pueblo tenía que marchar; al detenerse, el pueblo tenía que quedarse en su campamento. Aunque varios han intentado explicar la causa de este fenómeno, parece mejor confesar que no sabemos cómo Dios lo hizo. El pasaje simplemente enfatiza que Dios así guardaba al pueblo, y que el pueblo obedeció. Tres veces se afirma que el pueblo partía al mandato de Jehová, y que quedaba en el campamento al mandato de Jehová.