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Eclesiastés 2: La vanidad del placer

Eclesiastés 2:1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.

Salomón dirigió su búsqueda del significado de la vida como un experimento. Primero trató de ir en pos del placer. Comenzó con grandes proyectos, compró esclavos y ganados, amasó fortuna, adquirió cantores, agregó muchas mujeres a su harén, y se convirtió en el personaje más importante de Jerusalén. Pero nada de eso le proporcionó la satisfacción que estaba buscando: “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol” (2.11). Algunos de los placeres que buscó Salomón eran incorrectos y algunos valían la pena, pero inclusive estos últimos eran vanidad cuando fue tras ellos como un fin en sí mismos. Debemos ver más allá de nuestras actividades para descubrir las razones por las que las llevamos a cabo. ¿Es su meta en la vida buscar significado o buscar a Dios que da significado a la vida?

Eclesiastés 2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?

Eclesiastés 2:3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida.

El Predicador quiere dejar claro de que su búsqueda del placer era sólo intelectual, no basada en la pasión. Su fin era preguntar si involucrarse en una orgía de placeres tenía algún valor para los seres humanos.

Eclesiastés 2:4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas;

Salomón había construido casas, un templo, un reino y una familia. En el curso de la historia, todo quedaría en ruinas. En el Salmo 127.1 Salomón declara: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”. Este libro es parte del testimonio de Salomón acerca de lo que le sucede a un reino o a una familia que se olvida de Dios. Cuando examine sus metas y proyectos analice cuál es su punto de partida, su motivación. Sin Dios como fundamento, todo aquello para lo cual usted está viviendo carece de sentido (es vanidad).

Eclesiastés 2:5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto.

Eclesiastés 2:6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles.

Eclesiastés 2:7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.

Eclesiastés 2:8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música.(A)

Instrumentos de música : Este término hebreo es confuso, quizás significa «muchas concubinas».

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