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El camino a Emaus

Emaus significa fuentes tibias. Es una aldea donde Jesús se reveló a sus discípulos la tarde del día de Resurrección. Lucas afirma que se encuentra situada a sesenta estadios de Jerusalén. El profesor Eliseo Perez señala que «Jesús privilegia primero a las mujeres como dignas para testificar la Resurrección de Jesús y luego favorece a dos discípulos.» Uno de ellos con el nombre de Cleofas. Con lujo de detalles Lucas narra este episodio en el camino a Emaus. Estos dos discípulos hiban hablando de las cosas que habían acontecido con la muerte de Jesús y su Resurrección. Jesús se acerca a ellos porque desea poner fin a sus dudas. Estando Jesús caminando a su lado no lo reconocen porque dice la palabra «sus ojos estaban velados.» En muchas ocasiones nos pasa lo mismo Jesús camina a nuestro lado y no lo reconocemos. Su presencia es sublime y eterna. Es importante sentir y vivir esa presencia.

Los discípulos estaban tristes,desilusionados y sin esperanza porque su maestro había muerto.

Pienso en el ángel cuando cuando dice» ¿Porqué buscas entre los muertos al que vive?» En esta época donde no notamos la sonrisa por la mascarilla o el abrazo se detiene en el toque de un puño, nos sentimos en la necesidad de ver los rostro de los que amamos sonreír y el abrazo del amor. Son tiempos difíciles donde se siente el desánimo,la melancolía y es ahora donde es más que necesario caminar con Jesús. Caminar con Él nos da seguridad y confianza.

Jesús les pregunta»¿Porqué discuten entre sí?» «¿Pero no te has enterado?» ¿Qué cosas?» Jesús conocedor de todo les explica con lujo de detalles las Escrituras del Antiguo Testamento y la forma en que se habían cumplido e Él. Invitaron a Jesús que se quedará con ellos. Deberíamos notar e invitarle a ser el huésped invisible en nuestro hogar.

Cuando llega la tormenta, la enfermedad, la escasez,la muerte,la desconfianza invítalo a quedarse. Cuando se sentaron a la mesa para participar de comer el pan y bendecirlo se abrieron los ojos de los discípulos por la forma particular de Jesús partir el pan. La presencia de la mesa se hace una realidad de vida y de iluminación en un encuentro de restauración. Luego Jesús desaparece de la vista de ellos. En el camino a Emaus sus corazones ardieron al recibir el mensaje de la Palabra. Quedan muchos fuera de la iglesia necesitando que ardan sus corazones. Mirando al Resucitado como los discípulos corramos a llevar la buena noticia de salvación. ¡Así nos ayude el Señor!.

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