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Éxodo 21: Leyes sobre los esclavos

Las leyes del aborto no contemplaban la personalidad del feto. La pérdida de una criatura por aborto provocado era objeto de una multa, según lo impuesto por el marido de la mujer y de acuerdo con lo establecido por los jueces. Si una mujer sufría daños físicos adicionales a causa de una pelea entre dos hombres, se aplicaba la ley del talión; el nombre de la ley viene del latín talis qualis, tal cual).

El Código de Hamurabi trataba extensamente el tema del aborto de una mujer embarazada si alguien la golpeaba. Si no moría la mujer, se le pagaban 10 siclos de plata si era de la aristocracia, 5 siclos si era mujer libre y 2 siclos si era una esclava. Si la mujer moría, se mataba el asaltador si la mujer era de la aristocracia, se pagaba media mina de plata si era de la clase libre y se pagaba un tercio de una mina de plata si era esclava.

Aunque más tarde Jesús trascendió la ley del talión con la ley del amor, ésta fue un avance de mayor proporción en un mundo acostumbrado a la venganza de sangre. Jehová enseñaba que no se debía buscar más de lo justo (la justicia) por los daños recibidos: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe. La ley aseguraba la justicia, evitaba un castigo excesivo para la persona responsable por el daño, y a la vez tendía a impedir los actos injuriosos contra los terceros. Más tarde en la legislación hebraica se modificó la ley de retribución exacta con unos posibles pagos de rescate por ciertos daños causados.

En el Código de Hamurabi se tratan casos de asaltos y de daños. En algunas situaciones se aplicaba la ley de talión; sin embargo, en la mayoría de los casos se variaba la pena para conformarse con los niveles sociales de los heridos.

En reconocimiento de las personas de los esclavos, en caso de sufrir heridas graves ocasionadas por un amo, se los compensaban dejándolos ir libres. Por cierto, al salir de la esclavitud se les acordaba una gratificación por los años servidos.

Se consideraba que el buey era un animal peligroso. Al dueño le correspondía ser responsable por su buey y por proteger a los demás de él. Si un buey mataba a una persona, moriría el buey apedreado. Al no guardar un buey que ya hubiera sido corneador en el pasado, el dueño sería culpable si el animal mataba a alguien; era pena de muerte para el buey y para el dueño. Si los parientes del muerto convenían en aceptar una multa en vez de exigir la vida del dueño del animal, éste podía rescatar su vida por una compensación de dinero. Si un buey mataba a un esclavo, el precio de éste sería de 30 siclos de plata. Es de interés notar que este fue el precio que los sacerdotes pusieron por la vida del Señor Jesucristo. ¡El esclavo era la persona de menor valor en la estructura social!

El Código de Hamurabi no reconocía ninguna responsabilidad del buey por acornear a alguien: En tal caso no se mataba el animal. El dueño era responsable de cuidarlo. Si era corneador, el dueño debía envolver los cuernos con algún material para disminuir su peligro y mantenerlo atado. Si mataba a alguien, el dueño no pagaba con su propio vida, sino que daba una compensación de dinero que variaba de acuerdo con el rango de la víctima.

Leyes sobre la restitución.

Por medio de estas leyes se le revelan a Israel varias enseñanzas; se recalca el valor de la propiedad y se afirma que los hombres tienen el derecho de poseerla. Además, se expone un concepto nuevo a la legislación en vigencia; se puede compensar por la pérdida de propiedad por medio de un pago de igual valor. Con estas leyes se abandona el sistema común de un desquite vengativo contra aquellos que causaron una pérdida de bienes, y se introduce un principio que da más valor a la vida humana que al valor de la propiedad.

En el AT no existen leyes para la mutilación del cuerpo como se encuentran en otros códigos (especialmente el de los asirios). Para los que sufrían pérdidas a manos de otros, la ley israelita requería una compensación justa para el herido; si no podía pagar lo impuesto, el culpable podría ser vendido como esclavo para cubrir la restitución, pero salvaba su vida.

Leyes sobre el descuido.

En el Medio Oriente se usaban las cisternas para recoger el agua de lluvia. Era la responsabilidad del dueño mantenerlas cubiertas. En caso de que un animal muriera por caer en una cisterna abierta, el dueño debía pagar el valor del animal en dinero. Además de formar un sentido de responsabilidad, se arreglaban sabiamente las pérdidas causadas por animales luchando entre sí.

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