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Éxodo 21: Leyes sobre los esclavos

b. La violencia que merece la pena capital. Las leyes siguientes tratan de crímenes que recibían la pena capital. El castigo era severo; sin embargo, se consideraba que el crimen también era un pecado severo y había necesidad de proteger a la sociedad contra los actos individuales antisociales que amenazaban el bienestar del grupo.

El asesinato premeditado.

La frase bien traducida pero si él no lo premeditó significa “no poner asechanzas”, o “no ponerse a la espera”. No hay duda que se refiere a un ataque premeditado. La frase concuerda con la que se refiere a una persona que se acalora contra su prójimo y lo mata con alevosía. Tal hecho era violar fundamentalmente las estipulaciones del pacto que ligaban el pueblo de Israel consigo mismo y con Dios.

El asesinato es crimen serio; sin embargo, habría muertes no provocadas ni premeditadas. En estos casos se suavizarían las penas exigía el derramamiento de sangre por sangre derramada; el ejecutor era el pariente más cercano del muerto, y el castigo pasaría a la justicia pública.

Si la herida no había sido premeditada, es decir que Dios permitió que cayera en sus manos; para la mente semita no había azar o un hado fatal) o si ocurrió por algún tipo de accidente, habría un lugar designado al cual el matador podía huir. Más tarde se designaron las ciudades de refugio para tales casos. Allí había protección para la persona implicada hasta que las autoridades determinaran la naturaleza de la muerte. La ley evitaba que la venganza quedara en manos de la familia de la víctima; únicamente el culpable moriría por el asesinato. Con la ley vino una distinción entre un asesinato y un homicidio involuntario lo cual fue un paso grande en la legislación mundial.

Ofensas graves contra los padres y el secuestrox.

El que hiera a su padre o a su madre o el que maldiga a su padre o a su madre, morirá irremisiblemente. El verbo “herir” (nacar) o “pegar fuerte” es el mismo usado en 2:12 cuando Moisés mató al egipcio. La mente semita de aquel entonces creía en el poder de un golpe fatal y en el poder para el bien o para el mal de la palabra hablada. Para ellos, los dos poderes eran realidades que alcanzaban los propósitos para los cuales eran dados. Una maldición era un poder que finalmente lograría su propósito. El orden y respeto en el hogar eran imperativos para el bienestar de la comunidad; la existencia de la nación dependía de ellos. El pegar tan fuerte a un padre que muriera o el maldecirle para que falleciera eran considerados homicidios premeditados. Por tanto, era necesario eliminar a tales criminales de la sociedad, aun por medio de una cirugía radical; la fuente maligna amenazaba el cuerpo total. Era nada más que la aplicación de la lex talionisx. El Código de Hamurabi tiene una pena por asaltar al padre: “Si un hijo pega a su padre, le amputarán la mano” Se prohibió con pena de muerte el rapto de una personaxx. El secuestro era bien conocido en el mundo bíblico. Como se ve por la experiencia de José, los mercados de esclavos se mantenían abastecidos por medio de tal práctica. En Israel se aplicaba la pena de muerte si se encontraba al raptado en la posesión del raptor, o si él tenía en su posesión el precio de la venta. Para uno acusado de secuestro, el caudal era evidencia suficiente para condenarle.

Actos injuriosos sin pena capital.

En primer término se tratan las leyes que atañen a daños producidos por altercados humanos; después se tratan las leyes tocantes a daños causados por animales o por un descuido humano. Se encuentran muchas leyes similares a la legislación israelita en los códigos del Medio Oriente, especialmente el de Hamurabi. En Israel había dos clases de ciudadanos: los libres y los esclavos. En Babilonia había tres clases: los aristócratas, los plebeyos (o libres) y los esclavos.

Las leyes tocantes a altercados, peleas, golpes y daños físicos son claras en la exposición. Sin embargo, se deben notar varios aspectos de la legislación: Se compensaba al herido por el tiempo de inactividad y se hacía cargo de su curación. El Código de Hamurabi dice que si un plebeyo dañaba a otro en una disputa, el plebeyo juraría, “no le pegué deliberadamente,” y le pagaría al médico por la curación.

Las leyes contemplaban el nivel social y el sexo del herido, la naturaleza del daño y las consecuencias. La vida de un esclavo se consideraba de menor valor que la de un hombre libre, aunque el esclavo era más que simplemente un objeto. Aunque deficientemente, la ley indicaba una responsabilidad de parte del dueño por la vida de un esclavo como una persona y marcaba un paso progresivo en la lucha contra la esclavitud.

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