El altar que describe está constituido de tres plataformas superpuestas en forma de zigurat o torre escalonada. La base inferior sobresale un codo (52:5 cm.), y es también de un codo de alta. Era como el zócalo del altar, que está enterrado bajo el nivel del pavimento, y tenía un reborde de un palmo de alto (7:5 cm.), que sobresalía sobre el pavimento. El altar propiamente tal se alzaba sobre esta base y estaba formado por tres cuadrados superpuestos. El inferior, más ancho, tenía dos codos de alto (1,05 m.), y sobresalía un codo (52:5 cm.) respecto de la plataforma superior, que tenía cuatro codos (2:10 m.) y sobresalía sobre su inmediata superior un codo (52:5 cm.). La plataforma superior es llamada ariel (“hogar” u horno), porque en ella se quemaban las víctimas.
En sus cuatro ángulos había cuatro cuernos similares a los del altar del templo de Salomón, que era una copia del altar del tabernáculo del desierto. Los cuernos eran símbolo del poder de la divinidad en la mitología mesopotámica. El ariel era un cuadrado de 12 codos en cada lado (6:30 m.). El cuadrado intermedio (inferior al ariel) era de 14 codos (7:35 m.), y la última plataforma inferior es de 16 codos (8:40 m.), y la base, en la parte saliente del reborde, es de 19 codos (9:28 m.). La altura total de las tres plataformas o cuadrados es de n codos (5:75 m.). Se subía a la parte superior de esta pirámide escalonada por unas gradas que daban al oriente. Los cuernos del altar simbolizaban la omnipotencia divina, y sobre ellos se esparcía la sangre de los sacrificios, y el que se tomaba a ellos adquiría derecho de asilo.
Ritos de consagración del altar
El altar, que estará enclavado en el centro del atrio interior, será destinado sobre todo a los holocaustos — los sacrificios en los que se quemará toda la víctima — y para derramar la sangre de las víctimas en los sacrificios no holocaustos. El profeta describe a continuación el rito de la consagración, que durará siete días. En el primer día se sacrificará un novillo, y parte de su sangre será derramada sobre los cuernos del altar, y parte sobre los ángulos del cuadrado, o basa, y sobre su borde. La expresión sacerdotes-levitas indica la pertenencia a la tribu de Leví, dentro de la cual figuraba la familia de Sadoc. Es una denominación genérica para indicar gentes consagradas a Dios en sus funciones sacerdotales. En otros textos, levita tiene el sentido específico de clase inferior a la sacerdotal. Ezequiel tiene preferencias por la familia de Sadoc. El sacrificio expiatorio de que aquí habla debe realizarse en el lugar designado, sin especificar más su localización. Se han hecho diversas conjeturas: alrededor del santuario, detrás del santuario, etc. No faltan quienes suponen que ese lugar está fuera del recinto sagrado, incluido en el muro exterior.
En el segundo día de expiación se utilizará un macho cabrío, un novillo y un carnero, acompañados de sal. Una vez terminados los ritos de los siete días, los sacerdotes ofrecerán los sacrificios ordinarios, pues el altar ya ha sido purificado y consagrado definitivamente para el culto. Los sacrificios ordinarios eran los holocaustos, en los que se quemaba toda la víctima, y los pacíficos o saludables o eucarísticos, según se traduzca la palabra misteriosa hebrea shelamim, aplicada a los sacrificios. Eran sacrificios cruentos ofrecidos por personas ya reconciliadas con Dios en acción de gracias (de ahí eucarístico) o para pedir un favor divino. El ritual de consagración del altar que aquí presenta Ezequiel difiere en muchas particularidades del prescrito en el Pantateuco. Lo que indica que el profeta trabaja con su imaginación, como lo hizo para la reconstrucción del templo, con toda libertad, si bien inspirándose sustancialmente en la tradición. Debemos pensar que los detalles en Ezequiel no tienen sino valor simbólico, tanto en sus descripciones sobre el templo como en las particularidades del culto. De hecho sabemos que en la reconstrucción del templo, después del decreto de Ciro (538), los repatriados no pretendieron ajustarse a los moldes propuestos por el gran profeta del exilio ni sus puntos de vista en la organización del culto. Importa señalar las diferencias de Ezequiel con la legislación levítica para probar que ésta no es obra del profeta. [/private]