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Génesis 41: José interpreta el sueño de Faraón

Dependencia en Dios

La primera cualidad que el faraón mencionó acerca de José fue su dependencia de Dios. El faraón ignoró el hecho de que José tenía un pasado cuestionable, olvidó los rumores que corrían por los pasillos del palacio acerca de sus intereses con la esposa de uno de sus generales. También hizo a un lado el que José fuera un «recién salido de la cárcel» donde había estado por varios años. Faraón solamente vio que el espíritu de Dios estaba sobre José y que eso lo convertía en un hombre sabio. Así que sin pensarlo más, el faraón promueve a José a la primera magistratura de Egipto.

Algunas veces nosotros pensamos que por causa de algunos pecados o faltas cometidas en el pasado no hay ninguna esperanza de que podamos prosperar en el futuro. Sin embargo, cuando nos dejamos modelar por la mano amorosa de Dios, le pedimos su dirección y confiamos a él la totalidad de nuestro ser, el pasado queda atrás y las victorias y nuevas oportunidades están adelante, esperándonos.

El faraón nombra a José gobernador de Egipto.

No se discute ni se mide el valor del plan presentado por José. Simplemente se acepta y se propone ejecutarlo. El faraón hace recaer la responsabilidad del plan en José argumentando tres razones: Primera, el plan presentado por José era la respuesta correcta a la nueva realidad revelada en la interpretación del sueño. Aquí se nota la aceptación del faraón y sus servidores de la sabiduría superior de José. Segunda, el faraón reconoce la relación especial de José con Dios. Esta dimensión espiritual es transcendental y se reconoce que por más preciso y correcto el plan, la crisis necesita de una persona que actúa con el beneficio de una relación íntima con Dios. Puede aclararse que el Dios mencionado en la conversación para José claramente es el verdadero Dios, el Dios de relación personal de los patriarcas y quien interviene con soberanía y autoridad en las actividades humanas. Desde el punto de vista del faraón, Dios es la referencia o realidad trascendente que de pronto se “adueña” del imperio con soberanía e independencia. El reconoce que la crisis necesita de una continua relación con este Dios quien causa esta situación. Tercera, el faraón reconoce que ningún recurso humano disponible podía llenar la necesidad surgida por la crisis: No hay nadie tan entendido ni sabio. En su consejo José nunca se “promocionó” como candidato, sino simplemente evaluó los requerimientos necesarios para la persona a nombrarse. Tanto José como el faraón actuaron con humildad guiados ya por los designios de Dios. No está demás mencionar que en tan importante decisión, el faraón habrá tenido también a mano un informe exacto de la trayectoria exitosa de José en la casa de Potifar y en la cárcel (sus cartas de recomendación). Sin duda, nuevamente se combinan perfectamente la elección de Dios y la probada diligencia del hombre ante responsabilidades dadas.

Tu Dios habla

El faraón llamó a José Zafenatpanéaj. El nombre egipcio dado a José por el faraón puede significar «Dios dice que está vivo»; o como anota RVA «Dios habla; él vive». El contenido da a entender que Dios ha comunicado su palabra con tal firmeza y certeza que es una clara evidencia de que él está presente en medio de nosotros.

La manera como los hijos de Dios nos comportamos y hablamos da a conocer al Dios en el cual creemos y confiamos. Dichosos los que pueden hacer exclamar a otros: «¡Tu Dios habla!», «¡tu Dios vive!»

Parentela distinguida

Y le dio por mujer a Asenat hija de Potifera, sacerdote de On. El nombre de la esposa de José significa algo parecido a «propiedad de la diosa Neit»; probablemente la diosa egipcia Neit o el dios Ra que eran la pareja de dioses solares. El padre de Asenat es nada menos que el sacerdote de On o Heliópolis que era el centro del culto solar. El suegro de José es por lo tanto un hombre de mucha influencia en la vida política y religiosa de Egipto.

José, el que no tenía familia en Egipto, llega a emparentar con la más alta nobleza de todo el imperio.

El faraón ofrece a José los siguientes cargos: Primero, Mayordomo del Palacio del faraón, cargo que otorga a José autoridad imperial. Segundo, Gobernador de Egipto, cargo político que otorga a José autoridad legal y poder centralizado. Normalmente este cargo era reconocido como el de Gran Visir o Vice rey, similar al de Primer Ministro de nuestros días. Esta posición era superior a todos los otros cargos y sólo inmediatamente inferior al faraón. Tercero, representante del faraón en todos los territorios bajo su dominio. Este era un cargo administrativo que concede a José autoridad directa sobre las autoridades locales en todo Egipto. En acuerdo con la necesidad de una política integral centralizada y bien coordinada, el faraón concede a José todos los cargos representativos, políticos y administrativos del imperio que harán posible el éxito del plan.

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