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Introducción a la carta de Judas

(iv) También se puede argüir que la herejía que ataca Judas es el gnosticismo, y que este era una manera griega de pensar más bien que judía- ¿y a santo de qué se puso el Judas de Palestina a escribir a los griegos? Pero es un hecho sorprendente acerca de esta herejía que es lo opuesto del judaísmo ortodoxo. La regla de toda la vida judía era la Santa Ley; la creencia básica de la religión judía era que no hay más que un solo Dios; la creencia judía en los ángeles se había desarrollado considerablemente. No es ni mucho menos difícil de suponer que, cuando algunos judíos entraran en la fe cristiana, se pasaran al otro extremo. Es fácil imaginar que un judío que hubiera sido toda la vida un siervo de la Ley, que descubriera de pronto la gracia, se entregara al antinomismo como reacción contra su anterior legalismo; y reaccionara de manera parecida contra la fe judía tradicional en un Dios único y en ángeles. Es de hecho fácil ver en los herejes a los que ataca Judas a judíos que habían entrado en la Iglesia Cristiana más bien como renegados del judaísmo que como cristianos verdaderamente convencidos.

(v) Por último, se podría objetar que, si se hubiera sabido que esta carta era obra de Judas el hermano de Jesús no habría tardado tanto en entrar en el Nuevo Testamento. Pero antes del final del siglo I la Iglesia era mayoritariamente gentil, y a los judíos se los consideraba enemigos y calumniadores de la Iglesia. Durante la vida de Jesús, Sus hermanos habían sido Sus enemigos; y bien podría haber sucedido que una carta tan judía como Judas tuviera que vencer mucha resistencia para ser incluida en el Nuevo Testamento, aunque su autor fuera hermano de Jesús.

Judas, el hermano de Jesús

Si esta carta no es obra de Judas, el hermano de Jesús, ¿cuáles son las alternativas que se sugieren? En general, podemos considerar dos.

(i) Esta carta es la obra de un hombre llamado Judas, de quien no se sabe nada más. Esta teoría se enfrenta con una doble dificultad. Primera, tenemos la coincidencia de que este Judas era también el hermano de Santiago. Segunda, es difícil explicar por qué una carta tan breve llegó a tener ninguna autoridad si era la obra de un desconocido.

(ii) Esta carta es seudónima. Es decir, la escribió cualquier otra persona, pero se le atribuyó a Judas. Esa era una práctica corriente en el mundo antiguo. Entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento se escribieron docenas de libros que se atribuyeron a personajes como Moisés, Henoc, Baruc, Isaías, Salomón y muchos otros. A nadie le parecía que aquello estuviera mal. Pero debemos advertir dos cosas acerca de Judas.

(a) En el caso de tales publicaciones, el nombre al que se atribuía un libro era famoso; pero Judas, el hermano de nuestro Señor, fue un casi desconocido; no se le contaba entre las grandes figuras de la Iglesia Primitiva. Se cuenta que en los días del emperador Domiciano hubo un intento deliberado de asegurarse de que el Cristianismo no se extendiera. Llegaron noticias a las autoridades romanas de que algunos de la familia de Jesús vivían todavía; entre ellos los nietos de Judas. Los romanos consideraron la posibilidad de que pudiera surgir alguna rebelión en conexión con esas personas, y dieron órdenes de que comparecieran ante los tribunales romanos. Cuando así lo hicieron, se vio que se trataba de trabajadores de manos encallecidas, y se los despidió como personas sin importancia e inofensivas. Está claro que Judas era casi un desconocido, y no existía razón alguna para atribuirle un libro a una persona a la que nadie conocía.

(b) Cuando se escribía un libro seudónimo, no se dejaba al lector en ninguna duda en cuanto a la persona a la que se le atribuía. Si esta carta se hubiera publicado como obra de Judas el hermano del Señor, se le habría mencionado en el título de manera que nadie pudiera confundirle con otro; y, sin embargo, de hecho, no se presenta nada claramente quién es el autor.

Judas es típicamente judía. Sus referencias y alusiones son tales que solamente un judío las podría entender. Es sencilla y tosca, gráfica y pictórica. Está claro que es la obra de un pensador sencillo, y no de un teólogo. Le encaja bien a Judas el hermano de nuestro Señor. Se atribuye a su nombre, y no es fácil imaginar por qué se le iba a atribuir a menos que él fuera su verdadero autor. Es nuestra opinión que esta breve carta es realmente obra de Judas el hermano de Jesús.

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