Las objeciones
Es el parecer casi universal de los estudiosos, tanto antiguos como modernos,-que Pedro no fue el autor de Segunda de Pedro. Hasta Juan Calvino consideraba imposible el que Pedro pudiera haber hablado de Pablo como Segunda de Pedro habla de él (3:15s), aunque estaba dispuesto a creer que alguna otra persona escribió la carta a petición de Pedro. Entonces, ¿cuáles son las razones contra la autoría petrina?
(i) Está la extremada lentitud, y hasta reticencia, de la Iglesia Primitiva para aceptarla. Si hubiera sido verdaderamente de Pedro, no cabe la menor duda que la Iglesia la habría recibido y honrado desde el principio. Pero el caso fue muy diferente. Durante los dos primeros siglos de la Iglesia no se citó nunca de una manera cierta; se la consideraba con dudas y sospechas durante más de otro siglo; y solamente se la aceptó ya avanzado el siglo IV.
(ii) El contenido hace difícil creer que era de Pedro. No hace mención de la Pasión, la Resurrección y la Ascensión de Jesucristoy no menciona la Iglesia como el verdadero Israel; no menciona la fe que es una combinación invencible de la esperanza y la confianza; no menciona al Espíritu Santo, ni la oración ni el Bautismo; y no expone el deseo apasionado de llamar a las personas al supremo ejemplo de Jesucristo. Si uno suprimiera estas grandes verdades de Primera de Pedro no quedaría ni mucho ni nada, y sin embargo ninguna de ellas reaparece en Segunda de Pedro.
Es totalmente diferente en carácter y estilo de Primera de Pedro. Esto se ha reconocido desde los tiempos de Jerónimo, que escribió: «Simón Pedro escribió dos epístolas que se llaman católicas, la autenticidad de la segunda de las cuales niegan muchos por su diferencia de estilo con la primera.» El estilo griego de esta carta es muy difícil. Clogg lo considera ambicioso, artificial y a menudo oscuro, y advierte que es el único libro del Nuevo Testamento que se mejora en las traducciones. El obispo Chase escribe: « La epístola produce la impresión de ser una obra de retórica más bien artificial. Da señales de ser un esfuerzo consciente. El autor parece ser ambicioso al escribir con un estilo que está más allá de su capacidad literaria.» Concluye que es difícil conciliar el carácter literario de esta carta con la suposición de que fue Pedro quien la escribió. Moffatt dice: «Segunda de Pedro es más periódica y ambiciosa que Primera de Pedro, pero su lingüística y sus esfuerzos estilísticos sólo revelan con su oscuridad farragosa la clara inferioridad de concepción que la separa y distancia de Primera de Pedro.»
(iii) Se podría proponer, como hizo Jerónimo, que, mientras Pedro usó a Silvano para Primera de Pedro, usó a un amanuense distinto para Segunda de Pedro, lo cual explicaría el cambio de estilo. Pero J. B. Mayor compara las dos cartas. Cita algunos de los pasajes de Primera de Pedro, y entonces dice: «Creo que ninguno que lea estas palabras puede por menos de sentir que, ni aun en Pablo, ni aun en Juan, se puede encontrar una descripción más bella o más viva del secreto del Cristianismo primitivo, de la fuerza que venció al mundo, que en el perfecto cuarteto de fe y esperanza y amor y gozo, que rezuma toda la primera epístola (es decir, Primera de Pedro). Nadie podría afirmar lo mismo acerca de Segunda de Pedro: Aunque es bien pensada e interesante, le falta esa intensa simpatía, esa llama de amor, que caracterizan a Primera de Pedro… Ningún cambio de circunstancias puede justificar el cambio de tono del que somos conscientes al pasar de una epístola a la otra.» La conclusión de ese gran investigador conservador es que ninguna explicación, a no ser la diferencia de autor, puede explicar, no tanto la diferencia de estilo como la de atmósfera entre Primera y Segunda de Pedro. Es verdad que desde el punto de vista puramente lingüístico hay. 369 palabras que aparecen en Primera de Pedro que no están en Segunda de Pedro; y hay 230 palabras que aparecen en Segunda de Pedro y no en Primera de Pedro. Pero hay más que una diferencia de estilo. Un autor puede cambiar su estilo y su vocabulario para acercarse a su audiencia en una ocasión determinada. Pero la diferencia entre las dos cartas en atmósfera y actitud es tan amplia que es difícilmente posible que la misma persona pudiera haber escrito las dos.
(iv) Algunas cosas de Segunda de Pedro apuntan casi irresistiblemente a una fecha tardía. Ha pasado tanto tiempo que algunas personas han empezado a abandonar la esperanza de la Segunda Venida totalmente (3:4). Se habla de los apóstoles como de figuras del pasado (3:2). Los padres, es decir los fundadores de la fe cristiana, son ahora figuras de un pasado casi difuso y distante; han pasado generaciones entre el origen de la fe cristiana y esta carta (3:4).
Hay referencias que sólo se pueden explicar por el paso del tiempo. La referencia a la próxima muerte de Pedro procede de la profecía de Jesús en Juan 21:18s, y el Cuarto Evangelio no estuvo terminado hasta alrededor del año 100 d.C. La afir mación de que Pedro va a dejar algo que continúe su enseñanza después que se haya ido parece una referencia al Evangelio de Marcos (1:12-14).
Y, sobre todo, tenemos la referencia a las cartas de Pablo (3:15s).U.ella se deduce claramente que las cartas de Pablo eran conocidas y usadas por toda la Iglesia. Eran propiedad pública y además se las consideraba ya como Escritura y al mismo nivel que «las otras Escrituras» (3:16). Las cartas de Pablo no se coleccionaron y publicaron hasta por lo menos el año 90 d.C., y pasarían bastantes años antes que adquirieran el reconocimiento de Sagrada Escritura. Es prácticamente imposible el que nadie pudiera escribir así hasta mediado el s. II d.C.
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Irisbelia Otero
Amén ?