Invasión de Gog. Destrucción de su Ejercito
Los capítulos 38-39 son netamente apocalípticos por su estilo; en ellos se describe primero la invasión de un pueblo guerrero venido del norte con un caudillo llamado Gog. Después de cumplir su misión de castigo sobre el pueblo de Israel, los invasores son, a su vez, destruidos por la mano omnipotente de Yahvé. El estilo es desbordante dentro de la línea de los libros llamados apocalípticos, que tanto pululan entre los judíos en los siglos inmediatamente anteriores y posteriores a Cristo. Por esto, muchos autores independientes pretenden que estos dos capítulos son una adición posterior redaccional, insertados por un compilador de época tardía. El autor de estos fragmentos apocalípticos quiere destacar el asalto definitivo de las fuerzas enemigas del pueblo de Dios contra éste para que no se establezca la era mesiánica anunciada por los profetas.
Gog representa aquí a todos los poderes del mal, que se oponen a la instauración del reino de Dios en la tierra. Es un símbolo colectivo, en cuanto que representa a los jefes de todos los pueblos que a través de la historia se oponen al pueblo de Dios y a los designios mesiánicos divinos. Es el prototipo del anticristo, como síntesis de la oposición a Dios en el A.T.
La fórmula introductoria es semejante a la que hemos visto a propósito del oráculo contra Edom. El profeta debe dirigir su rostro hacia el norte, donde reina un tirano llamado Gog, quizá personaje ficticio, tipo del agresor pagano contra el pueblo de Dios4. Ciertamente que el profeta lo presenta viniendo de la región de Armenia, de donde en el siglo VII vino la famosa invasión de los escitas, tribus guerreras indoeuropeas que con sus caballos arrollaron a los pueblos del Antiguo Oriente. En el texto que estudiamos, el profeta presenta al caudillo bárbaro interpelado hostilmente por Yahvé (Heme aquí contra tí.). Aunque se le permite invadir el territorio del pueblo de Dios, debe saber de antemano que al fin será derrotado. Le tratará a su antojo, poniéndole freno en sus mandíbulas. Su invasión no tendrá más alcance que el que le permita Dios, que le enfrena por la boca como a un corcel indómito.
Gog, pues, va a invadir la tierra de Yahvé, secundado por otros pueblos. Sin saberlo es un juguete en las manos de Dios, que le invitará a invadir la tierra salvada de la espada, es decir, Palestina. La frase prepárate, apréstate tiene un carácter irónico. La expresión al cabo de años indica en el contexto profético simplemente el futuro, pero a veces alude a la inauguración de la era mesiánica. Aquí en Ezequiel parece aludir a ambas cosas a la vez, ya que presiente cercano el día de la manifestación mesiánica, que, por otra parte, ha de ser precedido de un último ataque a la teocracia judía, dirigido por ese ejército que viene del septentrión. Gog caerá como un ciclón con sus ejércitos sobre los montes de Israel.
Ha llegado el momento de la invasión, y el caudillo de los pueblos enemigos del pueblo de Dios concibe perversos designios en su corazón, ya que no piensa sino en la devastación y el saqueo. Su cinismo es tanto mayor cuanto que tiene conciencia de atacar a un pueblo indefenso, que habita en el ombligo de la tierra, o región central del mundo 9. Los pueblos que tradicionalmente se dedicaban al comercio, al oír las nuevas de la próxima invasión, se preparan para acompañar a las tropas en provecho propio, y así preguntan ansiosos a Gog: ¿Vienes en busca de botín?. Son como jóvenes leones que van sobre la presa. Las antiguas expediciones militares iban seguidas de voraces mercaderes, ávidos de esclavos y de botín para comprarlos a los soldados y después venderlos en los mercados internacionales.