Isaías 49:1 Escuchadme, islas, y atended, pueblos lejanos. El Señor me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre.
El segundo de los cánticos del Siervo. Antes de que el Siervo, el Mesías, naciera, Dios lo eligió para llevar la luz del evangelio (el mensaje de salvación) al mundo. Cristo ofreció salvación a todas las naciones y sus apóstoles comenzaron el movimiento misionero para llevar el evangelio hasta los confines de la tierra. La obra misionera en la actualidad continúa la Gran Comisión de Jesús, llevando la luz del evangelio a todas las naciones.
Isaías 49:2 Ha hecho mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me ha escondido; me ha hecho también como saeta escogida, en su aljaba me ha escondido.
Isaías 49:3 Y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien yo mostraré mi gloria.
Isaías 49:4 Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; pero mi derecho está en el Señor, y mi recompensa con mi Dios.
Proféticamente, Isaías describe la tristeza íntima de Cristo por la aparente falta de resultados de su ministerio. El NT guarda relativo silencio a este respecto, aunque se alude a ello en el lamento del Señor sobre Jerusalén
Isaías 49:5 Y ahora dice el Señor (el que me formó desde el seno materno para ser su siervo, para hacer que Jacob vuelva a El y que Israel se reúna con El, porque honrado soy a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza),
Isaías 49:6 dice El: Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.
Por luz de las naciones : Se alude a esto en la bendición de Simeón al niño Jesús
Isaías 49:7 Así dice el Señor, el Redentor de Israel, el Santo suyo, al despreciado, al aborrecido de la nación, al siervo de gobernantes: Lo verán reyes y se levantarán, príncipes, y se postrarán, a causa del Señor que es fiel, del Santo de Israel que te ha escogido.
Isaías continúa refiriéndose a la participación del Siervo en el regreso de Israel desde Babilonia. La mayoría de los especialistas ven al Siervo de dos formas diferentes:
1) Históricamente, como Darío; y
2) proféticamente, como un prototipo de Cristo. Cada uno de ellos desempeñaría su papel para facilitar el retorno de Israel en dos momentos distintos de la historia.
También resulta evidente que las especificidades de esta restauración se proyectan más allá de la etapa post-exílica y abarcan la protección que Cristo brinda a su Iglesia a través de los siglos.
Al menospreciado de alma : Darío I, un escudero de Cambises y pariente lejano de la familia real, no parecía un probable candidato al trono persa. Cristo, su antetipo, también fue despreciado