Jeremías 24:1 El Señor me mostró dos cestas de higos colocadas delante del templo del Señor después que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joacim, rey de Judá, y a los oficiales de Judá junto con los artesanos y herreros de Jerusalén, y los llevó a Babilonia.
Utilizando una visión en la que aparecen dos cestas de higos , Dios divide al pueblo en dos partes. Los higos buenos son aquellos que Nabucodonosor exilió en 597 a.C., incluyendo a Joaquín, los príncipes, artesanos y herreros de Jerusalén. Los higos malos son todos aquellos que permanecieron en el país. Los exiliados serían devueltos a su tierra y prosperarían, pero Sedequías , y todos los que se quedaron con él, serían destruidos.
Esto sucedió en 597 a.C. Jeconías (también conocido como Joaquín) fue llevado a Babilonia y Sedequías comenzó su reinado. A menudo se llevaban cautivos a los príncipes del rey para evitar que ejercieran poder y comenzaran una rebelión. También se llevaban a los artesanos debido a que eran valiosos para el programa de construcción de Babilonia. Jeremías predijo este acontecimiento.
Jeremías 24:2 Una cesta tenía higos muy buenos, como los primeros higos maduros; y la otra tenía higos muy malos, que de podridos no se podían comer.
Los higos buenos representaban a los cautivos en Babilonia, no porque por sí mismos fueran buenos, sino porque sus corazones responderían a Dios. Por lo tanto, El los cuidaría y traería de regreso a la tierra. Los higos malos representaban a los que se quedaron en Judá o huyeron a Egipto. El pueblo creía que sería bendecido si permanecía en la tierra o escapaban a Egipto, pero sucedió lo opuesto, ya que Dios utilizaría el cautiverio para refinarlos. Podemos suponer que somos bendecidos cuando nos va bien en la vida y maldecidos cuando no es así. Sin embargo, los problemas son una bendición cuando nos fortalecen y la prosperidad una maldición cuando nos seduce a apartarnos de Dios. Si usted se enfrenta a algún problema, pida a Dios que lo ayude a fortalecerse para El. Si las cosas van como quiere, pida a Dios que le ayude a utilizar su prosperidad para El.
Jeremías 24:3 Entonces el Señor me dijo: ¿Qué ves, Jeremías? Y dije: Higos; los higos buenos son muy buenos, y los malos, muy malos, que de podridos no se pueden comer.
Jeremías 24:4 Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
Jeremías 24:5 Así dice el Señor, Dios de Israel: «Como a estos higos buenos, así consideraré como buenos a los desterrados de Judá que yo he echado de este lugar a la tierra de los caldeos.
Jeremías 24:6 «Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los traeré de nuevo a esta tierra; los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.
Dios cuidaba a los cautivos en Babilonia. A pesar de que los trasladaron a una tierra extranjera, su cautiverio no fue esclavitud. El pueblo podía tener negocios y casas propias. Algunos, como Daniel, incluso ocuparon altos puestos en el gobierno
Jeremías 24:7 «Y les daré un corazón para que me conozcan, porque yo soy el Señor; y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí de todo corazón.
Jeremías 24:8 «Pero como a los higos malos que de podridos no se pueden comer–así dice el Señor–de la misma manera abandonaré a Sedequías, rey de Judá, a sus oficiales, al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra y a los que habitan en la tierra de Egipto.
Jeremías 24:9 «Los haré motivo de espanto y de calamidad para todos los reinos de la tierra, de oprobio y refrán, de burla y maldición en todos los lugares adonde los dispersaré.
Jeremías 24:10 «Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.»