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Jeremías 25: Primer año de Nabucodonosor

Jeremías25:1  Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo de Judá, en el año cuarto de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá (éste era el primer año de Nabucodonosor, rey de Babilonia),

Este capítulo se divide en dos secciones: versículos 1-14 sirve de conclusión al juicio sobre Judá, prediciendo 70 años (el término de una vida) de desolación; y versículos 15-38 sirve de introducción a las profecías contra las naciones vecinas. El año cuarto de Joacim y el año primero de Nabucodonosor , 605 a.C., es el año en que Nabucodonosor derrotó al faraón Necao de Egipto en Carquemis.

Jeremías dio este mensaje en 605 a.C., año en el que Nabucodonosor subió al poder. Desde el versículo 3 aprendemos que el comienzo del ministerio de Jeremías fue en 627 a.C. Predijo los setenta años de cautiverio veinte años antes de que comenzara.

Jeremías25:2  la cual el profeta Jeremías habló a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén, diciendo:

Jeremías25:3  Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, en estos veintitrés años ha venido a mí la palabra del Señor, y os he hablado repetidas veces, pero no habéis escuchado.

Año trece : Esto fue en el 626 a.C. Los 23 años incluyen 19 años bajo Josías y 4 bajo Joacim. Desde temprano

Jeremías25:4  Y el Señor os envió repetidas veces a todos sus siervos los profetas (pero no escuchasteis ni inclinasteis vuestro oído para oír),

Jeremías25:5  diciendo: «Volveos ahora cada cual de vuestro camino y de la maldad de vuestras obras, y habitaréis en la tierra que el Señor os dio a vosotros y a vuestros padres para siempre;

Jeremías25:6  no vayáis tras otros dioses para servirles y postraros ante ellos, no me provoquéis a ira con la obra de vuestras manos, y no os haré ningún mal.»

¡Imagínese predicar el mismo mensaje durante veintitrés años y ser siempre rechazado! Jeremías se enfrentó a esto, pero debido a que entregó su vida a Dios, continuó proclamando el mensaje: «Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestra obras». A pesar de la respuesta del pueblo, Jeremías no se rindió. Dios nunca deja de amarnos, aun cuando lo rechazamos. Podemos agradecer a Dios que no nos ha dejado y, al igual que Jeremías, comprometernos a nunca renunciar a El. No importa cómo la gente responda cuando le hable de Dios, permanezca fiel a su gran llamado y continúe testificando para El.

Jeremías25:7  Pero no me habéis escuchado–declara el Señor–de modo que me provocasteis a ira con la obra de vuestras manos para vuestro propio mal.

Jeremías25:8  Por tanto, así dice el Señor de los ejércitos: «Por cuanto no habéis obedecido mis palabras,

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