Job 33:1 Por tanto, Job, oye ahora mi discurso, y presta atención a todas mis palabras.
Sigue la apología, y tras ella Eliú declara que Dios persigue un propósito superior haciendo sufrir a Job. Su intención no es tanto castigarlo como disciplinarlo, a fin de apartarlo del mal, ya sea real o potencial. Invita a Job a responder. En versículos los 12, 13, Eliú afirma que Dios es mayor que el ser humano, y que nadie tiene derecho a pedirle explicaciones de lo que ocurre. Algunas de las cosas que hace Dios son incomprensibles para las personas. Aun así, dice Eliú, podemos escucharlo prestando atención a su voz.
Estar informado trae un sentido de seguridad. Es natural querer saber lo que está sucediendo en nuestra vida. Job quería saberlo, quería saber por qué estaba sufriendo. En capítulos anteriores, sentimos su frustración. Eliú declaró que tenía la respuesta para la gran pregunta de Job, «¿por qué Dios no me dice qué es lo que pasa?» Eliú dijo a Job que Dios estaba tratando de responderle, pero que él no estaba escuchando. Eliú juzgó mal a Dios en este punto. Si Dios fuera a responder a todas nuestras preguntas, no seríamos probados adecuadamente. ¿Qué hubiera sucedido si Dios hubiera dicho: «Job, Satanás te va a probar y te va a afligir, pero al final serás sanado y se te regresará todo»? La prueba más grande de Job no era el dolor, sino el no saber por qué sufría. Nuestras pruebas más grandes pueden ser que debamos confiar en la bondad de Dios aun cuando no comprendamos por qué nuestra vida va en cierta dirección. Debemos aprender a confiar en Dios y su bondad, y no en la bondad de la vida.
Job 33:2 He aquí, ahora abro mi boca, en mi paladar habla mi lengua.
Job 33:3 Mis palabras proceden de la rectitud de mi corazón, y con sinceridad mis labios hablan lo que saben.
Job 33:4 El Espíritu de Dios me ha hecho, y el aliento del Todopoderoso me da vida.
Job 33:5 Contradíceme si puedes; colócate delante de mí, ponte en pie.
Job 33:6 He aquí, yo como tú, pertenezco a Dios; del barro yo también he sido formado.
Job 33:7 He aquí, mi temor no te debe espantar, ni mi mano agravarse sobre ti.
Job 33:8 Ciertamente has hablado a oídos míos, y el sonido de tus palabras he oído:
Job 33:9 «Yo soy limpio, sin transgresión; soy inocente y en mí no hay culpa.
Job 33:10 «He aquí, El busca pretextos contra mí; me tiene por enemigo suyo.
Job 33:11 «Pone mis pies en el cepo; vigila todas mis sendas.»
Job 33:12 He aquí, déjame decirte que no tienes razón en esto, porque Dios es más grande que el hombre.
Job 33:13 ¿Por qué te quejas contra El, diciendo que no da cuenta de todas sus acciones?