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Job 6: Job reprocha la actitud de sus amigos

Job 6:1 Respondió entonces Job y dijo:

Job 6:2 «¡Ojalá pudieran pesarse mi queja y mi tormento, y fueran puestos igualmente en la balanza!

Job 6:3 Pesarían ahora más que la arena del mar.[a] Por eso mis palabras han sido precipitadas,

Job 6:4 porque las flechas del Todopoderoso se me han clavado,[b] su veneno lo ha bebido mi espíritu y los terrores de Dios combaten contra mí.[c]

Job 6:5 ¿Acaso gime el asno montés junto a la hierba? ¿Acaso muge el buey junto a su pasto?

Job 6:6 ¿Acaso se come sin sal lo desabrido o tiene sabor la clara del huevo?

Job 6:7 Las cosas que yo ni siquiera quería tocar son ahora mi alimento.

La primera respuesta de Job es un prolongado lamento en el que justifica sus quejas invocando lo profundo de sus sufrimientos. Expresa su desilusión por ser objeto de estas amargas e inmerecidas críticas de sus amigos, y presenta su punto de vista de que Dios se ha convertido en su cruel perseguidor. La autocompasión de Job comienza a transformarse en ira y éste empieza a buscar alivio para sus males.

Job dijo que el consejo de Elifaz era como comer la insípida clara de huevo. Cuando las personas atraviesan por pruebas duras, un consejo imprudente es desabrido. Quizás lo escuchen por cortesía, pero en su interior se sienten disgustados. Piense antes de dar un consejo a los que sufren. A menudo, más que un consejo, necesitan compasión.

Job 6:8 »¡Quién diera que se cumpliese mi petición, que Dios me otorgara lo que anhelo:

Job 6:9 que agradara a Dios destruirme, que soltara su mano y acabara conmigo!

En su dolor, Job quería rendirse, ser liberado de esta pena y morir. Pero Dios no le concedió su petición. Tenía un plan mayor para él. Nuestra tendencia, como la de Job, es querer rendirnos y escapar cuando las cosas se tornan difíciles. Confiar en Dios en los tiempos buenos es plausible, pero confiar durante los tiempos difíciles nos prueba hasta nuestros límites y ejercita nuestra fe. En sus luchas, ya sean pequeñas o grandes, confíe en que Dios tiene el timón y que El cuidará de usted.

Job 6:10 Sería entonces mi consuelo, cuando el dolor me asaltara sin tregua, no haber renegado de las palabras del Santo.

Job 6:11 ¿Cuál es mi fuerza para seguir esperando? ¿Cuál es mi fin para seguir teniendo paciencia?

Job 6:12 ¿Soy acaso tan fuerte como las piedras? ¿Es mi carne como el bronce?

Job 6:13 ¿No es cierto que ni aun a mí mismo me puedo valer y que carezco de todo auxilio?

Job 6:14 El que sufre es consolado por su compañero, incluso aquel que abandona el temor del Omnipotente.[d],[e]

Job 6:15 Pero mis hermanos me han traicionado como un torrente; han pasado como las corrientes impetuosas

Job 6:16 que bajan turbias por el deshielo y mezcladas con la nieve,

Job 6:17 que al tiempo del calor se secan, y al calentarse desaparecen en su cauce.[f]

Job 6:18 Los caminantes se apartan de su rumbo y se pierden en el desierto.

Job 6:19 Las buscan las caravanas de Temán, y los caminantes de Sabá[g] esperan en ellas;

Job 6:20 pero se frustra su esperanza al venir hasta ellas y verse defraudados.

Job 6:21 Ahora, ciertamente como ellas sois vosotros,[h] pues habéis visto el horror y tenéis miedo.

Job 6:22 ¿Es que yo os he dicho: “Traedme algo, y pagad por mí de vuestra hacienda”,

Job 6:23 o “Libradme de manos del opresor, y redimidme del poder de los violentos”?

Job 6:24 »Instruidme, y yo callaré;[i] hacedme entender en qué he errado.

Job 6:25 ¡Cuán provechosas son las palabras rectas! Pero ¿qué reprocha vuestra censura?

Job 6:26 ¿Pretendéis censurar las palabras y los discursos de un desesperado, que son como el viento?

Job 6:27 Vosotros os arrojáis sobre el huérfano y caváis una fosa para vuestro amigo.

Job 6:28 »Ahora, pues, si queréis, miradme, y ved si estoy mintiendo ante vosotros.

Job 6:29 Consideradlo ahora de nuevo, y no haya maldad; volved a considerar mi justicia en esto.

Job 6:30 ¿Es que hay iniquidad en mi lengua, o acaso no puede mi paladar discernir lo malo?

Job se refirió a su propia integridad, no porque estuviera libre de pecado, sino porque tenía una relación correcta con Dios. No era culpable de los pecados que lo acusaban sus amigos. Esto también se podría traducir «mi rectitud sigue en pie». Rectitud no es lo mismo que sin pecados. Nadie, a excepción de Jesucristo, ha estado sin pecados, libre de todo mal pensamiento o acción. Incluso Job necesitó hacer algunos cambios en su actitud hacia Dios, como lo veremos al final del libro. No obstante, fue recto. Obedeció cuidadosamente a Dios lo mejor que pudo en todos los aspectos de su vida.

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