Salmo 9:1 Al músico principal; sobre Mut-labén. Salmo de David. Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
Salmo 9:2 Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
Salmo 9:3 Mis enemigos volvieron atrás; Cayeron y perecieron delante de ti.
Alabar es manifestarle a Dios nuestra gratitud y reconocimiento. Es decirle «gracias» por cada uno de los aspectos de su naturaleza divina. Nuestra actitud interna se vuelve una expresión externa. Al hacerlo, nos ayudamos al ampliar así nuestra visión de quién es El. En cada salmo que lea busque algún atributo o característica de Dios por la que le pueda dar gracias.
Salmo 9:4 Porque has mantenido mi derecho y mi causa; te has sentado en el trono juzgando con justicia.
Dios es nuestro vindicador (alguien que nos limpia de las críticas y nos justifica ante los demás). En esta vida, podemos enfrentarnos a muchas injusticias:
- Nos pueden acusar falsamente y nuestros amigos y enemigos nos pueden interpretar mal.
- Podemos no ser verdaderamente reconocidos por los demás por el amor que les mostramos.
- El verdadero valor de nuestro trabajo y servicio puede no ser debidamente recompensado.
- Nuestras ideas pueden ser ignoradas.
Sin embargo, Dios debe ser alabado, porque El ve y recuerda todo lo bueno que hacemos, y depende de El decidir cuando nos conviene recibir recompensa. Si no confiamos en que El nos vindicará, somos susceptibles al odio y a la autocompasión. Si realmente confiamos en El, podemos experimentar la paz de Dios y librarnos de la preocupación por la forma en la que otros nos perciban o nos traten.
Aunque el salmista está en dificultades alaba a Dios, no sólo con los labios sino “con todo su corazón”. No es fácil alabar a Dios cuando uno está siendo atacado por el enemigo. El salmista lo hace porque Dios es el centro de su vida. Este es el secreto para evitar la “idolatría” de cualquier tipo. Fijarse en las maravillas que Dios ha hecho evoca adoración del corazón del creyente.
Altísimo es un nombre antiguo de Dios que enfatiza su señorío sobre todo. Además de adorarle por lo que ha hecho, el salmista le adora por lo que es, y toda esta adoración es gozosa.
El versículo 3 introduce el tema principal, el justo juicio de Dios. En los vversículo 1 y 2 tuvimos la alabanza a Dios; en el versículo 3 vemos la presencia de Dios. Has defendido (versículo 4) : Los derechos de los justos serán atacados, pero Dios es el que los defenderá.
Salmo 9:5 Reprendiste a las naciones, destruiste al malo, borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre.
Salmo 9:6 Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre; y las ciudades que derribaste, su memoria pereció con ellas.
Salmo 9:7 Pero Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
Salmo 9:8 El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.
Naciones e impíos son paralelas aquí y se tratan como sinónimas. El salmista está pensando en los enemigos que Dios ha derrotado; pueden ser los de la conquista bajo Josué o puede ser algún otro momento de la historia de Israel. Esos que eran enemigos han perecido, pero, en contraste, Dios “permanece” y podemos confiaren que él seguirá juzgando al mundo rectamente. A la luz de la acción de Dios en el pasado, podemos confiar para el futuro. Cuando predicó en Atenas, Pablo citó el versículo 8.
Salmo 9:9 Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia.
Salmo 9:10 En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
Dios nunca desampara a aquellos que le buscan. Desamparar a alguien es abandonarlo. Dios no ha prometido que si confiamos en El nunca experimentaremos una pérdida ni un sufrimiento. Significa que Dios mismo nunca nos dejará, no importa lo que suceda.
Dios protector y fortaleza de los pobres
Al meditar en lo que Dios ha hecho, el salmista explota en un nuevo grito de confianza. El refugio o fortaleza es el lugar de seguridad cuando vienen ataques de los enemigos. Dios es tal refugio para los angustiados.
¿Quiénes encuentran este refugio? Los que buscan, y conocen, y confían en Dios. El salmista sabe por su propia experiencia que Dios es fiel, no los abandona.
Salmo 9:11 Cantad a Jehová, que habita en Sion; publicad entre los pueblos sus obras.
Dios no solo vive en Sion (otro nombre del monte Moriah, colina sobre la cual se construyó el templo). El está en todos lados en todo momento. El punto central de adoración de los israelitas, sin embargo, era Jerusalén y su hermoso templo. Dios estaba presente en el tabernáculo y en el templo construido por Salomón. Desde este punto central de adoración, los judíos debían hablar al mundo acerca del único Dios verdadero.
Salmo 9:12 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los afligidos.
Salmo 9:13 Ten misericordia de mí, Jehová; mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte,
Salmo 9:14 Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sion, y me goce en tu salvación.
Todos nosotros queremos que Dios nos ayude cuando tenemos problemas, pero a menudo por diferentes razones. Algunos quieren la ayuda de Dios para tener éxito y agradar a otras personas. Otros quieren que Dios los ayude para estar cómodos y sentirse bien consigo mismos. Sin embargo, David quería que Dios lo ayudara para que fuera restaurada la justicia en Israel y para poder mostrarles a los demás el poder de Dios. Cuando usted le pida ayuda a Dios, considere sus motivos. ¿Es para ahorrarse dolor o vergüenza, o para dar gloria y honor a Dios?
Proclamación, agradecimiento y petición
Este párrafo incluye una variedad de géneros. Invita a todos a cantar y alabar a Dios; invita a contar sus hechos; a la vez clama por misericordia porque está todavía en una lucha. Quiere ver la victoria de Dios de nuevo, para que todo el pueblo alabe de nuevo a Dios. El salmista quiere gozar de esta salvación, pero no es egoísta, quiere que Dios reciba alabanza de todos. Aunque Dios habita en Sion, es Señor de todos los pueblos y merece alabanza de todos.
Salmo 9:15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie.
Salmo 9:16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaion. Selah
Higaion es una indicación musical y probablemente significa utilizar instrumentos suaves.
Dios conocido por sus juicios pasados
El salmista vuelve a su tema principal: el juicio de Dios. Se hundieron resalta el fin triste de los impíos. Los pueblos que se oponen a Dios caen por su propia corrupción, que también es un juicio de Dios. Los juicios de Dios se manifiestan en la vida de los pueblos y en la de los individuos.
Parece que a menudo el juicio de Dios tarda mucho, pues los impíos prosperan, pero los salmistas nuncan dudan de los justos juicios de Dios. Como los seres humanos se conocen por sus frutos, así también Dios se conoce por su hechos, tanto los benignos como los juicios. Siempre queremos ver manifestaciones de la acción de Dios; Dios se manifiesta también en sus juicios.
La estrofa termina con Higayón y Selah. Selah probablemente indica una pausa y un interludio musical. Higayón también está relacionada con haggad, “meditar”.
Salmo 9:17 Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios.
Salmo 9:18 Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
Quizá el mundo cierre los ojos a la condición de los necesitados, aplastando cualquier esperanza terrenal que pudieran tener. Pero Dios, el campeón del débil y del necesitado, promete que esto no será así para siempre. Dios juzgará a las naciones malvadas que se olvidan de El y no quieren ayudar a su pueblo. El conoce nuestras necesidades, conoce nuestra tendencia a desesperarnos, y nos ha dado la promesa de que El mismo cuidará de nosotros. Aun cuando los demás se olviden de nosotros, el Señor nos recordará.
Dios hará justicia
De nuevo se enseña con contrastes: los impíos terminarán en Seol, pero Dios cuidará el destino de los pobres (los pobres que confían en Dios). El salmista reconoce que el destino eterno es lo más importante y es lo que se refleja en esta vida.
Salmo 9:19 Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti.
Salmo 9:20 Pon, oh Jehová, temor en ellos;
Conozcan las naciones que no son sino hombres. Selah
Oración final
El salmista ha ocupado casi todo el Salmo alabando a Dios y hablando de sus maravillas; ahora vuelve a su necesidad inmediata: que Dios intervenga y que le dé la victoria en la batalla. Así clama a Dios usando imperativos, ¡Levántate! … Infúndeles pánico. El salmista no “tuerce el brazo de Dios” ni le quiere manipular; sabe que Dios quiere dar la victoria sobre sus enemigos, pues son los enemigos de Dios. Dios quiere que sus hijos le pidan. Sólo así se gana la batalla contra las fuerzas malignas del diablo.
Los Salmos 9 y 10 están unidos en la LXX. Algunos piensan que originalmente eran un solo salmo porque el 10 no tiene título, la forma y tema son similares y el arreglos acróstico une a los dos. Otros piensan que eran dos salmos pero compuestos para ser usados juntos.
Los dos Salmos son poemas parcialmente alfabéticos, cada dos, tres o cuatro versículos empieza con otra letra del alfabeto heb., pero varias letras son omitidas: El versículo 1 empieza con alef, el 3 con bet, el 5 con gimel, el 7 con he (dalet se omite), el 9 con waw, 11 con zain, el 13 con jet, el 15 con tet, 17 con yod, 18 con kaf, pero los vversículo 19 y 20 no siguen el orden, más bien el arreglo sigue con lamed en Job_10:1.
El salmista da gracias a Dios por las victorias ya ganadas, pero todavía está en una lucha.
Una historia en clave homilética
- La historia. David perseguido por Saúl; Jonatán su amigo, el pacto entre ellos, y su último encuentro. La batalla de Gilboa y la noticia de la derrota llega a la casa de Saúl. Una criada—su nodriza—huye con Mefiboset, niño de cinco años, porque teme… El niño cae y queda cojo… es llevado a la casa de Maquir en Lodebar, donde se cría. El pobre niño, con el tiempo, llega a saber todo lo sucedido, y se entera del peligro que corre si David sabe dónde está. David pasa diez años en Hebrón, luchando con diez tribus… por fin, establecido firme en el trono en Jerusalén, pregunta: “¿Ha quedado alguien de la casa de Jonatán?”
- La posición. La condición de Mefiboset ilustra la de muchos hoy. ¡Pobre Mefiboset! Nació para reinar… y ¡miradle! Incapacitado, no puede andar siquiera; escondido por miedo; miedo de una muerte violenta, siempre presente. Existe para gozar de la vida, pero no puede… Y, ¿el hombre hoy? ¡Qué altura!… y, ¡qué caída!… ¿uál es el deber del hombre? Glorificar a Dios y gozar con él para siempre. Todo menos esto, en realidad…
- La pérdida. ¡Qué pérdida! El príncipe heredero fugitivo… todo perdido. La idea “perder” corre por toda la Biblia. Adán y Eva fuera del Edén. Lot en la cueva del monte. Esaú llora la pérdida de la primogenitura. El rico—Luk_16:23—“en el Hades, estando en tormentos, alzó sus ojos y vio de lejos a Abraham y a Lázaro en su seno. Entonces…”
Ilustración: Uno se vendió al diablo y fue llevado al infierno a ver el sitio preparado para él allí. De regreso, le fue requerido que describiese el lugar del tomento y dijo: “Realmente no lo observé; pues en cambio pasé por el cielo y vi el lugar preparado allí, y fue tan sensible la pérdida que todo lo demás quedó borrado.”
La verdadera pérdida y el peligro del hombre son mayores, porque está expuesto al juicio positivo, al fallo cierto y a la pena horrible, si no está salvo (Joh_3:37). - Mefiboset, cierto día, sorprendido. Llega una comisión de parte del rey David; se le avisa. ¡qué sobresalto, qué miedo! Luego se le explicó el verdadero propósito de la visita, y Mefiboset reacciona. Gozo indecible, conmoción en casa; se prepara la marcha; llega a casa del rey David. Va de sorpresa en sorpresa… ¡Qué cambio! Se sienta a la mesa del rey. ¡Qué engañado ha sido el hombre, abrigando malos pensamientos de quien tanto le amaba!
Y ¿no hay en el evangelio parecido a esto? Mucho, muchísimo. Pedro hallado por Andrés, llevado al Señor. “Tú serás Pedro”—conocido, su nombre cambiado, Simón. Pablo en el camino de Damasco—. “Fui recibido a misericordia”, y tantos otros ejemplos… - Ahora, mirad lo que había detrás de esa hermosa conducta. “Por amor de Jonatán”. Claro está, Mefiboset no lo sabía. Oíd las palabras que se cruzan cuando llega… ¡Mefiboset!… “He aquí tu siervo…” “No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre. “Y, ¡el pacto! Verdad es que David no pudo menos. Así, hasta cierto punto no causa sorpresa. “¡Qué maravilla!“, se le dijo a cierta niña, tratando de Joh_3:16. “No”, contestó ella, “pues Dios es así”.
Lástima que el hombre tenga tan mal concepto del mensaje bíblico. Muchos piensan que Dios es frío, alejado, vengativo, si no fuera que Cristo se interpusiera. Como Mefiboset, están engañados; no hay nada de esto en el evangelio. Leamos la Biblia y veremos que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo están interesados y unidos en sus esfuerzos para la salvación del hombre. Zec_6:13. “El consejo de paz entre ambos.” Cristo dice: “Heme aquí, en el libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad.” - David tomó a Mefiboset de corazón. Le trató como hijo. ¡Si Jonatán lo viera! Todo lo perdido le fue devuelto y más. “Tú comerás siempre a mi mesa, como uno de los hijos del rey.” ¡Ah, hijo… heredero… coheredero con Cristo. “Semejantes a él… como él es.”
- Y pensar que Mefiboset pudo haber tenido todo esto años antes. ¡Si en vez de esconderse hubiera ido a David! Y, al fin, ¡qué amor y qué lealtad de parte de Mefiboset cuando la rebelión de Absalón!
¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!