INTRODUCCIÓN
Preguntémonos… ¿A cuántos nos cuesta ser formados?, ¿Cuán difícil es para nosotros el que alguien nos moldee y nos forme?, ¿Podemos decir que somos moldeables?
Lamentablemente los seres humanos tienden a rechazar el ser moldeados. Creemos que lo sabemos todo, que no necesitamos ser formados.
Eso nos trae muchos problemas, pues la realidad es que todos necesitamos mejorar áreas en nuestra vida. Todos necesitamos aprender, ser corregidos y sacar de nosotros lo que no nos deja crecer.
Todo esto se aplica a nuestro destino profético. Para alcanzarlo necesitamos entender que tenemos que ser formados. Tenemos que ser limpiados, procesados, moldeados.
PERO… ¿QUIÉN HACE ESTO? ¿QUIÉN NOS MOLDEA, NOS LIMPIA, NOS PREPARA?
VEAMOS JEREMÍAS 18:1-6
«Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.»
RVR1960
Veamos cada elemento de esta historia…
LA RUEDA
– Simboliza las circunstancias de nuestras vidas, las adversidades que enfrentamos.
– Estas circunstancias son la rueda de Dios para acercarte a la presión de la mano del Alfarero.
– ¿Cuál es nuestra reacción ante ese trabajo del Alfarero en nuestra vida? Nos resistimos, murmuramos, nos quejamos, … o aceptamos.
– Si aceptamos, entonces la vasija tomará la forma que el Alfarero quiere darle.
– Si nos resistimos el Alfarero tendrá que quitar la basura que está estorbando, volver a amasarla y ponerla otra vez más sobre la rueda.
EL BARRO
– Simboliza al hombre, nuestra vida.
– Cuando el barro está inmanejable cualquier otro alfarero tiraría ese barro, pero no así nuestro Dios,… la Biblia dice que El lo toma y lo vuelve a amasar.
EL ALFARERO
– El significado literal del término hebreo es «formador o uno que forma«, mientras que en griego proviene de una raíz que significa «mezcla«, tal vez haciendo alusión a la necesidad de añadir agua al barro para trabajar con el.
– Simboliza al Dios Creador, con completo derecho sobre el barro para moldearlo como El desea.
Entonces…
Tenemos un ALFARERO… DIOS.
El alfarero le da forma al barro. Dios nos da forma a nosotros. El es el alfarero, nosotros somos el barro.
Nosotros estamos hechos de barro (polvo mezclado con agua). La Palabra nos dice en Génesis 2:7 que nosotros fuimos formados del polvo de la tierra.
Interesante es que el alfarero, para trabajar con el barro, usa una rueda.
– La rueda es el instrumento de trabajo de Dios.
– Este instrumento primeramente es la Palabra de Dios y también las circunstancias de la vida, las cuales Dios utiliza para trabajar en nosotros.
VEAMOS QUÉ HIZO DIOS CON NOSOTROS COMO ALFARERO
- Primero nos diseñó en Su mente.
– Fuimos pensados por El.
– El hizo nuestro molde y luego lo deshizo. Somos únicos, tenemos un diseño particular (aún nuestras huellas son distintas).
- Luego buscó nuestra vida.
– El nos escogió. En Su eternidad, El miró nuestra vida y nos separó para desarrollar Su plan y diseño para nuestra vida.
- Luego sumergió nuestra vida en Su presencia.
– El alfarero introduce el barro en agua para ablandarlo y poder trabajar con el.
– De igual manera, Dios nos sumerge en las aguas de Su Espíritu para ablandarnos y así hacernos flexibles.
- Luego introdujo Sus manos en nuestra vida.
– Esto es así porque El trabaja de adentro hacia afuera. El comienza en el interior.
- Por último, nos puso en Su instrumento de trabajo.
– El alfarero pone el barro en la rueda.
– Conforme el alfarero moldeaba o daba forma a la vasija de barro en su rueda, a menudo iban apareciendo los defectos.
– El alfarero tenía poder sobre el barro, para dejar los defectos o para volver a moldear la vasija.
– Dios comienza a formarnos a través de la Palabra, de las experiencias de la vida.
A veces es necesario rompernos. Esto es así, pues es necesario trabajar con nuestros defectos e imperfecciones.
El va a seguir trabajando hasta que vea en nosotros la vasija que El quiere ver.
ENTONCES…
Como hijos de Dios debemos permitirle a nuestro Padre que nos meta en Su taller, en Su lugar de trabajo.
En la medida que se lo permitimos, Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas y útiles.
No debemos ponerle resistencia.
Dios tiene poder sobre el barro. Ni siquiera debemos cuestionar. El es quien da forma.
Isaías 45:9
«¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces?; o tu obra: ¿No tiene manos?» RVR1960
«Una vasija de barro, igual a otra cualquiera, no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: «¿Qué estás haciendo?», ni el objeto hecho por él le dice: «Tú no sabes trabajar.» DHH
Romanos 9:20-21
«Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?» RVR1960
Pablo no está diciendo que algunos somos más valiosos que otros, sino simplemente que el Creador controla todo lo creado.
Lo creado no tiene derecho a demandar cosa alguna de su Creador, toda su existencia depende de Él. Esto nos ayuda a no enorgullecernos, a mantenernos en nuestro lugar.
CONCLUSIÓN
Isaías 64:8
«Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.» RVR1960
No te resistas. Métete en el taller de Dios.
No hay mayor privilegio que ser formados por el Alfarero por excelencia.
Pastor Heriberto Pérez
Ciudad Deseada Tsebaoth
San Sebastián, PR