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Instrucciones para vivir

«No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de primavera, pronto se marchitan. Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al SEÑOR todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará.» ‭‭Salmos 37:1-5 NTV
En los últimos meses el Espíritu Santo me ha estado hablando de una manera muy especial a través de este Salmo. Incluso en mi oración diaria he estado siguiendo las directrices que el salmista da, especialmente en el verso 5. Cada mañana me levanto con este verso en mi mente, y en mi oración le digo a mi amado Padre que El encomiendo mi camino confiando de que El siempre hará en mi vida conforme a su propósito.

Para entender mejor esta instrucción bíblica me di a la tarea de buscarla en diferentes versiones de la Biblia. La Palabra de Dios para Todos lo expresa así: «Confía al SEÑOR tu vida; confía en él y Dios actuará.» La Nueva Traducción Viviente: «Entrega al SEÑOR todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará.» La Reina Valera Contemporánea: «Pon tu camino en las manos del Señor; confía en él, y él se encargará de todo;». Por su parte la Dios Habla Hoy lo traduce de la siguiente manera: «Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.» La Biblia de las Américas lo dice así: «Encomienda al SEÑOR tu camino, confía en El, que El actuará;» En la versión «The New Living Bible» en español se lee así «Encomienda al SEÑOR todo cuanto haces, confía en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará.»
Al comparar estas versiones y otras más podemos concluir que el encomendar a Dios nuestro camino implica no sólo poner en sus manos todo lo que hacemos, sino también entregarle totalmente toda nuestra vida, incluyendo nuestros planes. Como sus hijos es necesario estar conscientes de que nuestra vida ya no nos pertenece. Pablo inspirado por el Espíritu Santo lo expresa así: «Porque ninguno de nosotros vive para sí mismo, y ninguno muere para sí mismo; pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. Porque para esto Cristo murió y resucitó, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos.» Romanos 14:7-9 LBLA. Como lo expresa uno de los Catecismo de la iglesia (Catecismo de Heidelberg) y cito: » ¿Cuál es tu único consuelo en la vida como en la muerte? Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte no me pertenezco a mí mismo sino a mi fiel Salvador Jesuscristo, que me libró del poder del diablo satisfaciendo enteramente con preciosa sangre por todos mis pecados…» Esta realidad nos garantiza su cuidado amoroso, fiel y responsable. Nos asegura que por encima de todas las cosas el cumplirá sus propósito para con cada uno de nosotros. Podemo confiar en El porque no sólo es fiel sino también lo suficientemente poderoso para hacer en nosotros lo que para nosotros es imposible.

Si fuéramos a resumir las instrucciones de Dios que nos da este Salmo para enfrentar los retos de la vida en esta tierra lo haríamos de la siguiente manera:

1. No te irrites, ni te impacientes
2. No tengas envidia
3. Confía en el Señor
4. Haz el bien
5. Establécete en la tierra
6. Mantente fiel
7. Deléitate en el Señor, pon tu delicia en El
8. Encomienda a El tu camino y confía

El verso 4 «Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón.»; nos hace un llamado a examinar nuestras prioridades, a evaluar en qué o quién está mi deleite. En el Evangelio se declara que donde este nuestro tesoro y allí estará nuestro corazón (Mateo 6:21). También declara: «Busquen el reino de Dios por encima de todo lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.» ‭‭Mateo 6:33 NTV. Él conoce íntimamente cuales son nuestras verdaderas necesidades y los deseos y sueños que tenemos en lo más profundo de nuestros corazones. El anhela suplir todas necesidades y hacer realidad nuestros sueños pero todo en el marco de su propósito. El desea que nuestro deleite sea El y no lo que El nos pueda dar. El llamado que se nos hace es a estar bien enfocados en CRISTO, que el centro de nuestra vida siempre sea El. Entreguemos todo y descansemos en el hecho de que porque nos ama incondicionalmente tiene cuidado de nosotros. Su voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12: 2b) ¡AMÉN!

Con amor tu pastor y amigo, Apóstol David M. Abréu Ortiz

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