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Isaías 8: Nueva profecía del final de la coalición de Siria e Israel

Isaías 8:18 He aquí que yo y los hijos que me dio Jehová[p] somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte Sión.

Isaías 8:19 Si os dicen: “Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando”, responded: “¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos?”.[q]

El pueblo consultaría a los encantadores y adivinos para buscar respuestas de los muertos, en vez de consultar al Dios viviente. Solo El conoce el futuro y solo El es eterno. Podemos confiar en su dirección.

Isaías 8:20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido.[r]

La gente de Judá clamaba burlonamente por un profeta «real» que fielmente proclamara las verdades de la ley y el testimonio .

Isaías 8:21 »Pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que, a causa del hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios,[s] levantando el rostro con altivez.

Después que rechazaron el plan de Dios, el pueblo de Judá lo culparía de sus tribulaciones. La gente culpa continuamente a Dios por los problemas que se busca. ¿Cómo responde usted a los resultados desagradables de sus propias decisiones? ¿A quién culpa? En vez de culpar a Dios, busque la manera de crecer a través de sus fracasos.

Isaías 8:22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y quedarán sumidos en las tinieblas».

Nueva profecía del final de la coalición de Siria e Israel

En esta sección tenemos una nueva profecía del comienzo del final de la coalición de Siria e Israel contra Judá, cuando “la riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria“. El acontecimiento que se vislumbra no tiene necesariamente que ser la destrucción de Samaria, lo cual no ocurrió en tan corto tiempo como el período de la gestación de un niño en el vientre de su madre y el tiempo cuando empieza a hablar. Parece, más bien, referirse a la captura de los territorios del reino de Israel por los asirios tras la campaña que Tiglatpileser llevó a cabo por aquel entonces.

La profecía de Isaías con respecto a este acontecimiento subraya el hecho de su inminencia, de su cercanía, cuando quizás los avezados políticos de Jerusalén no se lo podían imaginar.

El Señor le mandó a Isaías tomar una tabla grande y escribir sobre ella ante testigos una profecía cuyo título era la expresión entrecortada: Mahersalaljasbaz. Estas palabras se traducen: El botín se acelera; el saqueo se apresura. La letra lámed que se antepone a esta frase, y que la RVA ha traducido con las palabras tocante a, indica que bajo este título Isaías escribió la profecía de una manera más explícita, que aunque no aparece en el versículo 1, pudo bien haber incluido las palabras de la segunda parte del versículo 4: “La riqueza de Damasco y el botín de Samaria serán llevados ante el rey de Asiria.“

La escritura de esta profecía parece haber tenido lugar en público, al juzgar por la presencia de conocidos y prestigiosos testigos como el sacerdote Urías y Zacarías hijo de Berequías. Lo mismo parece indicar la mención del tamaño de la tabla y la expresión con punzón de hombre, que la RVA explica en su nota: “Es decir, de manera inteligible”. La palabra que traducimos “punzón” puede también ser traducida “escritura” (hecha con punzón), y “hombre” puede aludir al público. En otras palabras, el profeta debía escribir con caracteres sencillos, demóticos, para que los reconozca y entienda la gente común. Es que el contenido de la profecía no era solamente para los de la clase dirigente y educada, sino para todo el pueblo.

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