Job 2:1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová.
Job 2:2 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella.
Job 2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?
¿Puede Satanás persuadir a Dios para que cambie sus planes? Al principio, Dios dijo que no quería que se dañara físicamente a Job, pero luego decidió permitirlo. Satanás no puede persuadir a Dios para que vaya en contra de su carácter: Dios es completa y eternamente bueno. Pero en este caso estuvo dispuesto a proseguir con el plan de Satanás debido a que conocía el final de la historia de Job. Dios no puede ser engañado por Satanás. El sufrimiento de Job fue una prueba para él, Satanás y nosotros, no para Dios.
Job 2:4 Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.
Job 2:5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.
“Piel por piel” fue el comentario de Satanás respecto de la respuesta de Job a la pérdida de su familia. Satanás continuaba con la opinión de que Job era fiel debido a las bendiciones de Dios. Y creía que Job era tan egoísta que no había sido conmovido por la pérdida de su familia. El siguiente paso de Satanás, por lo tanto fue provocarle un sufrimiento físico a Job para probar su acusación original
Job 2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
Una vez más Satanás tuvo que buscar el permiso de Dios para causar sufrimiento a Job. Dios limita a Satanás y, en este caso, no le permitió destruirlo.
Job 2:7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.
Sarna maligna : Similar definición se ofrece en Deuteronomio 28:35 y Levítico 13:18; puede que se refiera a la elefantiasis, una enfermedad que provoca terribles dolores y deformaciones. La enfermedad parece que apareció súbitamente a Job y se extendió rápidamente por todo su cuerpo.
Job 2:8 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
No se indica que a Job le haya sido impuesto aislamiento alguno; sin embargo, él mismo se trasladó en medio de ceniza , en señal de duelo por la muerte de sus hijos.
Job 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete.
En este momento, la mujer de Job da rienda suelta a su fatuidad y desprecio por la condición de su esposo. Atónita por la forma en que Job mantenía su integridad y la firmeza de su fe, lo hiere con palabras crueles. Atormentado como estaba, Job reafirma su confianza en Dios.
¿Por qué fue respetada la vida de la esposa de Job, cuando el resto de su familia fue destruida? Es posible que su sola presencia causara a Job aun más sufrimiento por sus reproches o debido a su propia pena por todo lo que habían perdido que si hubiese muerto.
Job 2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Mucha gente piensa que creer en Dios la protege de los problemas, de modo que cuando las calamidades vienen, se rebelan contra la bondad y la justicia de Dios. Pero el mensaje de Job es que usted no debe renunciar a Dios sólo porque le suceden cosas malas. La fe en Dios no garantiza la prosperidad personal, y la falta de fe no garantiza problemas en la vida. Si eso fuera así, la gente creería en Dios sólo para hacerse rica. Dios es capaz de rescatarnos del sufrimiento, pero también puede permitir que este venga por razones que no podemos entender. Es en momentos como este que Satanás emplea su estrategia de llevarnos a dudar de Dios. Job nos muestra aquí una perspectiva más amplia que su propia comodidad personal. Si siempre supiéramos por qué sufrimos, nuestra fe no tendría espacio para crecer.
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