Salmo 117:1 Alabad al SEÑOR, naciones todas; alabadle, pueblos todos.
Aunque breve, este llamado a la adoración encuentra un lugar en la teología de Pablo, quien incluye a todas las naciones (los gentiles) en el plan de salvación de Dios.
El Salmo 117 no solo es el capítulo más corto de la Biblia, sino también el que está en el centro de la Biblia. En Romanos 15:11, Pablo cita este salmo para mostrar que la salvación de Dios es para todo su pueblo, no solo para los judíos.
Salmo 117:2 Porque grande es su misericordia para con nosotros, y la verdad del SEÑOR es eterna. ¡Aleluya!
Poderosas motivaciones para la alabanza son la misericordia de Dios y su eterna fidelidad . Estos dos atributos de Dios son un tema constante de un extremo a otro de la Biblia.
¿Ha dicho alguna vez: «No puedo pensar en nada que Dios haya hecho por mí. No sé cómo alabarlo?» Este salmo nos da dos razones para alabar a Dios: su gran misericordia hacia nosotros y su fidelidad eterna. Aunque no haya hecho nada más por nosotros, seguirá siendo digno de suprema alabanza.
Himno de alabanza. Una doxologia
Esta linda alabanza a Dios es parte del Hallel egipcio. Se cree que fue cantado junto con otros salmos como una doxología.
Invitación a la alabanza
¡Alabad! es un llamado a la alabanza con verbo imperativo (?alelu); un mandato y una invitación. Se dirige a todas las naciones y pueblos. Nótese el lindo paralelismo del versículo; la segunda parte repite la misma idea pero con diferentes vocablos. El vocablo pueblos (?umim) se refiere a pequeños grupos o aun clanes. La invitación se da a las entidades grandes (naciones) y también a todos los grupos pequeños (pueblos). El vocablo alabadle (shabejuhu) significa “aclamar”, “dar loores” o “glorificar”. Pablo usa este versículo como una predicción de la salvación de los gentiles.
La motivación de la alabanza
Ha engrandecido de gabar, “ser fuerte” enfatiza la grandeza de la misericordia de Dios. La hizo fuerte sobre nosotros. Es por su misericordia que tenemos la salvación y todo que nos ha dado; no lo merecemos.
El nosotros primeramente se refiere a los israelitas. Pero esto debe ser motivo para que todas las naciones alaben a Dios. Los actos de Dios para Israel tienen significado para todos los pueblos. Además, el nosotros se amplía para incluir a los gentiles, pues en Abraham serán bendecidas todas las naciones. Este pequeño Salmo conlleva un fuerte desafío misionero. Queremos que todos los pueblos alaben a Dios, entonces debemos llevarles el mensaje de su misericordia por medio de Jesucristo.
La verdad (?emet) habla de consistencia y certitud, lo que concuerda con la realidad, lo confiable. Se traduce verdad o “fidelidad”. El creyente puede descansar su espíritu en Dios porque la misericordia y la fidelidad de Dios van juntas sobre nosotros para siempre. Si entendemos esto no podemos menos que decir: “¡Aleluya!”