1 de Crónicas 22:1 Y dijo David: «Aquí estará la casa de Jehová Dios, y aquí el altar del holocausto para Israel».[a]
Parece que estos acontecimientos ocurrieron durante el breve período cuando David y Salomón reinaron juntos (véase 23.1 y 1 R 1). Aunque David no iba a construir el templo, se esforzó todo lo que pudo en los preparativos.
Del trágico error de David surgió la compra de un terreno que sería el sitio del templo, el símbolo de la presencia de Dios entre su pueblo. Cada vez que el pueblo fuera al templo recordaría que Dios es su verdadero Rey y que todos, incluso su rey humano, es falible y sujeto al pecado. Dios puede utilizar hasta nuestros pecados para propósitos buenos, si estamos arrepentidos y buscamos su perdón. Cuando confesamos nuestros pecados, se abre el camino para que Dios saque una buena obra de una situación mala.
1 de Crónicas 22:2 Preparativos para la edificación del Templo Después mandó David que se reuniera a los extranjeros que había en la tierra de Israel, y señaló de entre ellos canteros que labraran piedras para edificar la casa de Dios.[b]
1 de Crónicas 22:3 Asimismo preparó David mucho hierro para los clavos de las puertas y para las junturas; y también una incalculable cantidad de bronce,[c] y madera de cedro sin cuenta,
1 de Crónicas 22:4 pues los sidonios y tirios habían traído a David abundante madera de cedro.[d]
1 de Crónicas 22:5 David se decía: «Salomón, mi hijo, es muchacho y de tierna edad, y la Casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por su excelencia, para renombre y honra suya en todas las tierras; ahora, pues, yo haré los preparativos necesarios».[e] E hizo David grandes preparativos antes de su muerte.[f]
1 de Crónicas 22:6 Llamó entonces David a Salomón, su hijo, y le mandó que edificara Casa a Jehová, Dios de Israel.
1 de Crónicas 22:7 Y dijo David a Salomón: «Hijo mío, en mi corazón tuve el propósito de edificar un templo dedicado al nombre de Jehová, mi Dios.
1 de Crónicas 22:8 Pero recibí palabra de Jehová, que decía: “Tú has derramado mucha sangre y has hecho grandes guerras; no edificarás Casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí.
1 de Crónicas 22:9 Mira que te nacerá un hijo, el cual será hombre de paz, pues yo le haré estar en paz con todos sus enemigos en derredor; por tanto, su nombre será Salomón,[g] y en sus días concederé paz y reposo a Israel.[h]
1 de Crónicas 22:10 Él edificará una Casa a mi nombre; será para mí un hijo, y yo seré para él un padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre”.[i]
Dios dijo a David que él no sería el que construiría el templo. En su lugar, la tarea sería para su hijo Salomón. David aceptó con gracia este «no» de Dios. No se sintió celoso por el hecho de que su hijo fuera a tener el honor de construir el templo de Dios, sino que hizo todos los preparativos para que Salomón llevara a cabo su tarea. De la misma manera, debemos dar los pasos para preparar el camino de nuestros hijos para que encuentren y cumplan el llamado de Dios en sus vidas. Tarde o temprano nuestros hijos tendrán que tomar sus propias decisiones, pero podemos ayudarlos al proporcionarles las herramientas apropiadas: enseñándoles cómo orar, cómo estudiar la Palabra de Dios, la diferencia entre el bien y el mal y la importancia de participar en la iglesia.