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Efesios 3: La cárcel y los privilegios

Para comprender el fluir del pensamiento de Pablo en este pasaje hay que advertir que los versículos 2-13 forman un largo paréntesis. Por esta causa, en el versículo 14, vuelve a retomar y reanudar el tema que inició en el versículo 1, Por esta causa. Se ha dicho que Pablo tenía la costumbre de « desviarse en una palabra.» Una sola palabra o idea podía hacer que el pensamiento se le fuera por la tangente. Cuando habla de sí mismo como «preso de Jesucristo,» eso le hace pensar en el amor universal de Dios, y en la parte que a él le corresponde de hacer llegar ese amor a los gentiles. En los versículos 2-13, el pensamiento sigue esa bifurcación, y en el versículo 14 vuelve a lo que quería decir antes.

Es por esta causa por lo que yo, Pablo, el preso de Jesucristo por amor a vosotros los gentiles -vosotros debéis de haber oído de la participación que Dios me ha concedido en la administración de Su gracia a vosotros, porque el secreto de Dios se me ha dado a conocer por revelación directa, como acabo de escribiros, y ahora podéis volver a leerlo si queréis saber lo que yo entiendo del significado de ese secretó que Cristo nos trajo; un secreto que no les fue revelado a los seres humanos de otras generaciones de la manera que ahora ha sido revelado a los que están consagrados como apóstoles y profetas Suyos por la obra del Espíritu. Este secreto es que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo, copartícipes de la promesa de Jesucristo, por medio de la Buena Nueva de la que yo he sido hecho servidor mediante el don gratuito de la gracia de Dios que se me concedió según el obrar de Su poder. Ha sido a mí, que soy menos que el menor de todos los que están consagrados a Dios, a quien se ha concedido este privilegio: el de predicaros a los gentiles las riquezas de Cristo, toda la historia de la que ningún ser humano puede hablar nunca; los privilegios de iluminar a todas las personas en cuanto a lo que es el significado de ese secreto, que ha estado oculto desde toda eternidad en el Dios que creó todas las cosas. Se ha mantenido secreto hasta ahora a fin de que la polícroma sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la Iglesia a los gobernadores y poderes de los lugares celestiales; y todo esto sucedió y sucederá de acuerdo con el designio eterno que Dios Se ha propuesto en Jesucristo, por medio de Quién tenemos derecho de acceso gratuito y confiado a Dios por medio de la fe en Jesucristo. Por tanto, os pido que no os desaniméis al considerar mis aflicciones por vuestra causa; porque estas aflicciones son vuestra gloria.

El gran descubrimiento

Es por esta causa por lo que yo, Pablo, preso de Jesucristo por amor a vosotros los gentiles -vosotros debéis de haber oído de la participación que Dios me ha concedido en la administración de Su gracia a vosotros, porque el secreto de Dios se me ha dado a conocer por revelación directa, como acabo de escribiros, y ahora podéis volver a leerlo si queréis saber lo que yo entiendo del significado de ese secreto que Cristo nos trajo; un secreto que no les fue revelado a los de otras generaciones de la manera que ahora ha sido revelado a los que están consagrados como apóstoles y profetas Suyos por la obra del Espíritu. Este secreto es que los gentiles sois coherederos, miembros del mismo Cuerpo, copartícipes de la promesa de Jesucristo, por medio de la Buena Nueva de la que yo he sido hecho servidor mediante el don gratuito de la gracia de Dios que se me concedió según el obrar de Su poder.

Cuando Pablo estaba escribiendo esta carta se encontraba en la cárcel en Roma, esperando que le juzgara Nerón, cuando sus acusadores judíos llegaran con sus rostros hoscos y su odio envenenado y sus acusaciones maliciosas. En la cárcel, Pablo tenía algunos privilegios, porque se le permitía residir en una casa que él mismo había alquilado, y en la que podía recibir a sus amigos. Pero seguía estando preso noche y día, encadenado a la muñeca de un soldado romano, que estaba de guardia y cuya misión era asegurarse de que Pablo no se escapara.

En estas circunstancias, Pablo se llama «prisionero de Jesucristo.» Aquí tenemos otro ejemplo gráfico del hecho de que el cristiano siempre tiene una doble vida y unas señas dobles. Cualquier persona corriente habría dicho que Pablo era «preso del gobierno romano,» y sería verdad. Pero Pablo nunca se consideró preso de Roma; siempre se veía como «prisionero de Jesucristo.»

El punto de vista de cada uno es lo que produce las mayores diferencias del mundo. Se cuenta que, cuando Sir Christopher Wren estaba edificando la Catedral de San Pablo de Londres, en una ocasión estaba pasando revista a la obra. Llegó adonde estaba un obrero trabajando, y le preguntó: «¿Qué es lo que estás haciendo tú?» El hombre contestó: «Estoy cortando esta piedra para que tenga un cierto tamaño y una cierta forma.» Llegó adonde estaba otro, y le hizo la misma pregunta. El hombre le contestó: «Estoy ganándome el sueldo en este trabajo.» Cuando le hizo la misma pregunta al tercero, el obrero estuvo callado un instante, se irguió y contestó: «Estoy ayudando a Sir Christopher Wren a construir la Catedral de San Pablo.»

Si uno está en la cárcel por alguna causa noble, puede que se lamente de los malos tratos, o puede que se considere honrado por ser el abanderado de una gran causa. El primero considera la cárcel como un castigo; el segundo, como un privilegio.

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