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Éxodo 18: Jetro visita a Moisés

Nombramiento de jueces

Éxo 18:13 Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.

Éxo 18:14 Viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde?

Éxo 18:15 Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios.

Al venir ante Moisés en búsqueda de consejo divino, el pueblo aceptaba su papel de intermediario.

Éxo 18:16 Cuando tienen asuntos, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.

Moisés no sólo decidía en estos casos, sino que también enseñaba las leyes de Dios al pueblo. Siempre que ayudamos a otros a resolver conflictos o disputas, deberíamos también aprovechar la oportunidad para enseñarles de Dios.

Éxo 18:17 Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces.

Éxo 18:18 Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.

Éxo 18:19 Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.

Tres efectos negativos derivaron de la actuación de Moisés como juez sobre todas las cosas, toda la gente, y todas las situaciones comunes, religiosas y legales: quedó exhausto, la gente no recibía la justicia con prontitud y a los ancianos no se les daba oportunidad para utilizar sus talentos.

Éxo 18:20 Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer.

Como representante de Dios, Moisés debe enseñar e ilustrar al pueblo en cuatro esferas distintas: las ordenanzas de Dios, sus leyes y regulaciones sobre estos estatutos, la manera cómo los israelitas debían vivir de acuerdo con ellos y lo que debían hacer.

Éxo 18:21 Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

Los jefes debían ser hombres temerosos de Dios, confiables y honestos; aquellos que gobernasen o dispensasen justicia, castigos y protección.

Éxo 18:22 Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.

Éxo 18:23 Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás sostenerte, y también todo este pueblo irá en paz a su lugar.

Éxo 18:24 Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.

Éxo 18:25 Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.

Éxo 18:26 Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño.

Moisés estaba empleando tanto tiempo y energía escuchando las quejas de los hebreos que no podía dedicarse a otras tareas importantes. Jetro le sugirió que delegara la mayor parte de su trabajo en otros y que concentrara sus esfuerzos en las labores que sólo él podía realizar. Algunas veces, las personas que están en puestos de responsabilidad sienten que son los únicos que pueden hacer las tareas necesarias, sin embargo, otros tienen la capacidad de tratar parte de la carga. Delegar responsabilidades le dio un respiro a Moisés, mejorando la calidad de gobierno del pueblo. Ayudó a prepararlos para el sistema de gobierno que tendrían en Canaán. Una delegación apropiada puede multiplicar su eficiencia a la vez que le da a otros una oportunidad de crecer.

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