Ezequiel 32:1 Y sucedió en el año duodécimo, el mes duodécimo, el día primero del mes, que vino a mí la palabra del Señor, diciendo:
Sexto oráculo contra Egipto, fechado el 3 de marzo de 585 a.C. El oráculo toma forma de lamento funerario; Dios extenderá sus ramas sobre Faraón y dejará que sirva de alimento a las aves del cielo y todas las bestias del campo. Las tinieblas lo cubrirán todo como en el Día del Señor y Egipto quedará asolado.
Esta profecía se dio en 585 a.C., dos meses después de que las noticias de la caída de Jerusalén llegaran a los cautivos en Babilonia. Ezequiel profetizó numerosos juicios sobre muchas naciones malvadas. Estos juicios sirvieron para un propósito positivo: mostrar que las fuerzas del mal son siempre derrotadas y que un día Dios destruirá todo mal, haciendo de este mundo un lugar perfecto, tal como lo planeó en un principio. También sirven como advertencias de que solo Dios es soberano. Incluso los gobernantes más poderosos, como el Faraón, caerán ante Dios. Todos son responsables ante El.
Ezequiel 32:2 Hijo de hombre, eleva una elegía por Faraón, rey de Egipto, y dile: «Parecías un leoncillo de las naciones pero eras como el monstruo de los mares; prorrumpías en tus ríos, enturbiabas las aguas con tus pies y ensuciabas sus ríos.»
Leoncillo : El león ha sido asociado con la realeza. A pesar de que Faraón se creyó un león, ante los ojos de Dios no era nada más que un «dragón» que enturbiaba las aguas. El juicio de Dios se reduciría a la verdadera medida de Faraón. Todo aquel que desafía a Dios enfrentará su juicio.
Ezequiel 32:3 Así dice el Señor Dios: Mi red sobre ti tenderé en compañía de muchos pueblos, y ellos te alzarán en mi red.
Ezequiel 32:4 Te dejaré en tierra, te echaré en campo abierto, y haré que habiten sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las bestias de toda la tierra.
Ezequiel 32:5 Pondré tu carne sobre los montes, y llenaré los valles de tu carroña.
Ezequiel 32:6 También haré que la tierra se empape con el derramamiento de tu sangre hasta los montes, y las barrancas se llenarán de ti.
Ezequiel 32:7 Cuando te hayas extinguido, cubriré los cielos y oscureceré sus estrellas; cubriré el sol de nubes, y la luna no dará su luz.
Ezequiel 32:8 Todos los astros brillantes del cielo oscureceré por causa tuya, y pondré tinieblas sobre tu tierra –declara el Señor Dios.
Ezequiel 32:9 También turbaré el corazón de muchos pueblos, cuando haga llegar la noticia de tu destrucción entre las naciones hasta tierras que no has conocido.
Ezequiel 32:10 Y haré que muchos pueblos se queden pasmados por causa tuya, y sus reyes en gran manera se aterrorizarán de ti cuando yo blanda mi espada ante ellos; temblarán constantemente, cada uno por su vida, el día de tu caída.