En vista de este cambio brusco muchos estudiosos creen que Filipenses, tal como la tenemos, no es una carta sino dos que se han unido. Sugieren que 3:2 – 4:3 es una carta de gracias y de advertencia enviada poco después de la llegada de Epafrodito a Roma; y que 1:1 – 3:1 y 4:4-23 es otra carta que fue escrita considerablemente después y enviada con Epafrodito cuando volvió a Filipos. Eso es perfectamente posible. Sabemos que Pablo probablemente escribió más de una carta a Filipos, porque Policarpo, en su carta a la iglesia filipense, dice que Pablo, « cuando estaba ausente, os escribió cartas.»
La explicación
Y sin embargo nos parece que no hay razones de peso para dividir esta carta en dos. El cambio brusco entre 3:1 y 3:2 se puede explicar de dos maneras.
(i) Cuando Pablo estaba dictando la carta llegaron noticias recientes de problemas en Filipos; e ipso facto interrumpió su línea de pensamiento para salirle al paso a la nueva situación.
(ii) La explicación más sencilla es la siguiente. Filipenses es una carta personal que, como tal, no sigue el orden lógico de un tratado. En estos casos escribimos las cosas conforme se nos ocurren; es como si estuviéramos charlando con amigos; y una asociación de ideas que puede resultarnos suficientemente clara al autor y a los destinatarios de la carta puede que no se lo resulte a otros que lo lean en otro lugar y momento. El cambio de tono y de tema aquí es la clase de cosa que puede ocurrir en cualquier carta personal.
Una carta preciosa
Para muchos de nosotros Filipenses es la carta más preciosa de todas las que se conservan de Pablo. Se le han dado dos títulos: La carta de las cosas excelentes -cosa que es sin duda-, basándose especialmente en 4:8s; y La epístola del gozo, porque en ella aparecen una y otra vez las palabras gozo y gozaos y regocijaos y otra vez os digo que os gocéis. Aun estando en la cárcel y en una situación angustiosa, Pablo quería dirigir los corazones de sus amigos filipenses -y los nuestros- al gozo que nadie ni nada puede arrebatar.