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Introducción a la carta a los hebreos: Dios se realiza de muchas maneras

La religión no es la misma cosa para todas las personas. «Dios -como dijo Tennyson- se realiza de muchas maneras.» George Russell dijo: «Hay tantas maneras de subir a las estrellas como personas dispuestas a intentarlo.» Hay un dicho corriente en inglés que expresa muy bien esta gran verdad: «Dios tiene su pasadizo secreto para entrar en todos los tipos de corazones.»

Hablando en general, hay cuatro grandes concepciones de la religión.

(i) Para algunas personas es una íntima comunión con Dios. Es una unión con Cristo tan estrecha y tan íntima que el cristiano puede decir que vive en Cristo y Cristo vive en él. Esa era la concepción que Pablo tenía de la religión. Para él era algo que le unía místicamente con Dios.

(ii) Para algunas personas la religión es lo que les da un estándar para la vida y un poder para alcanzarlo. En términos generales eso era la religión para Santiago y Pedro. Era algo que les mostraba lo que debería ser la vida, y que los capacitaba para alcanzarlo.

(iii) Para algunas personas la religión es lo que satisface sus mentes al más alto nivel. Con su inteligencia buscan y buscan hasta encontrar que pueden descansar en Dios. Fue Platón el que dijo que « no vale la pena vivir sin discernimiento.» Hay personas para las que el sentido de la vida consiste en entender o morir. En conjunto, eso es lo que la religión era para Juan. El primer capítulo de su Evangelio es uno de los intentos más grandes del mundo para presentar la religión de una manera que satisfaga plenamente a la mente.

(iv) Para algunas personas la religión es acceso a Dios. Es lo que quita los obstáculos y abre la puerta a Su presencia viva. Eso es lo que era la religión para el autor de la Carta a los Hebreos. Esa era la idea que le dominaba. Encontró en Cristo al único que le podía introducir a la misma presencia de Dios. Todo lo que entendía por religión se resume en el gran pasaje de Hebreos 10:19-23: «Por tanto, puesto que tenemos confianza para entrar en el santuario por la Sangre de Cristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, es decir, de su propia carne… acerquémonos con corazón sincero y con la plena confianza que nos da la fe. » Si el autor de Hebreos tuviera una expresión característica sería: « ¡Acerquémonos!»

El doble trasfondo

El autor de Hebreos tenía un doble trasfondo, en cuyas dos partes aparece esta misma idea. Tenía un trasfondo griego. Desde los tiempos de Platón, quinientos años antes, los griegos habían estado fascinados con el contraste entre lo real y lo irreal, lo visible y lo invisible, lo temporal y lo eterno.

Los griegos pensaban que, en algún lugar, había un mundo real del que éste no es más que una copia imperfecta. Platón creía que, en algún lugar, había un mundo deformas, o ideas, o modelos, de los que todo lo de este mundo no era más que una reproducción. Por ejemplo: en algún lugar se encontraba el modelo de la silla perfecta, de la que todas las sillas de este mundo serían copias imperfectas. Platón decía: « El Creador del mundo ha diseñado y desarrollado Su obra de acuerdo con un modelo inalterable y eterno del que el mundo es simplemente una copia.» Filón, siguiendo a Platón, decía: «Dios sabía desde el principio que una copia perfecta no se puede hacer nada más que de un modelo perfecto; y que ninguno de los objetos perceptibles a los sentidos podría ser sin falta a menos que se modelara conforme a un arquetipo y a una idea espirituales; así que, cuando hizo los preparativos para crear el mundo visible, formó primero el mundo ideal, para luego constituir lo corpóreo de acuerdo con el dechado incorpóreo y divino.» Cuando Cicerón estaba hablando de las leyes que la humanidad conoce y usa en la Tierra, dijo: « No tenemos una semejanza real y viva de la ley real y de la justicia verdadera; todo lo que tenemos son sombras y bocetos.»

Todos los pensadores del mundo antiguo tenían esta idea de que, en algún lugar, hay un mundo real del que éste es sólo una especie de copia imperfecta. Aquí no podemos hacer más que suponer o andar a tientas, valiéndonos de copias y reproducciones imperfectas. Pero, en el mundo invisible, están las cosas reales y perfectas. Cuando murió Newman, le erigieron una estatua en cuyo pedestal se leen las palabras latinas: Ab umbris et imaginibus ad veritatem, « De las sombras y las copias, a la verdad.» Si es así, está claro que la gran tarea de esta vida es salir de las sombras y las reproducciones y alcanzar la realidad. Exactamente esto es lo que el autor de la Carta a los Hebreos nos dice que Jesucristo nos capacita para hacer. A los griegos les decía: «Os habéis pasado la vida tratando de pasar de las sombras a la- realidad. Eso es precisamente lo que Jesucristo puede capacitaros para hacer.

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