Jonás 3:1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo:
Jonás había huido de Dios, pero recibió una segunda oportunidad de participar en la obra de Dios. Quizás sienta que no está capacitado para servir a Dios debido a errores en el pasado. Pero servir a Dios no es un puesto que se obtiene por méritos. Nadie es digno de servir a Dios, pero aun así Dios nos pide que hagamos su obra. Quizás tengamos otra oportunidad.
Jonás debía predicar solo lo que Dios le decía. Era un mensaje de condenación contra una de las ciudades más poderosas del mundo. No era la tarea más agradable, pero los que llevan la palabra de Dios a otros no deben dejar que las presiones sociales ni el temor dicten sus palabras. Son llamados a predicar el mensaje y la verdad de Dios, por impopular que sea.
Jonás 3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.
Jonás 3:3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino.
La ciudad de Nínive estaba aproximadamente a 1.200 km al este de Israel, sobre la orilla izquierda del río Tigris, frente a la ciudad de Mosul en el moderno Irak. Sus murallas tenían más de 30 m de alto, y eran lo suficientemente anchas como para que tres carros circularan por ellas uno junto a otro. Era Nínive : La teoría de que el libro no fue escrito sino después de la destrucción de Nínive en el 612 a.C. se apoya en el tiempo verbal que aquí se utiliza. Ciudad grande en extremo : También puede traducirse como «una ciudad importante para Dios», designación que refuerza la importancia de la misión encomendada a Jonás. Se han propuesto varias teorías sobre el tamaño de Nínive, ciudad cuyo recorrido exigía tres días: para algunos tenía aproximadamente 90 km de ancho, lo que supondría tres jornadas de 30 km. Otros sugieren que los 90 km se refieren a su perímetro. Se requeriría un día para ingresar a ella, un día para visitarla y llevar a cabo las gestiones pertinentes, y un día para salir legalmente de ella; en total tres días a fin de realizar una visita a Nínive.
El texto hebreo no distingue entre la ciudad misma (cuyos muros eran de solo trece kilómetros de circunferencia dentro de los cuales vivían unas ciento setenta y cinco mil personas) y el distrito de Nínive que tenía de cincuenta a cien kilómetros de diámetro. Era una ciudad «grande en extremo» a la que había que dedicar tres días para recorrerla.
Jonás 3:4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida.
¿Cómo predicó Jonás este sencillo, aunque poderoso, mensaje? Algunos especialistas consideran que el arameo formó parte de su educación. Quizás sólo aprendió cómo pronunciar estas palabras en el idioma de los ninivitas.
La palabra de Dios es para todos. A pesar de su maldad, la gente de Nínive fueron receptivos al mensaje y se arrepintieron inmediatamente. Si simplemente proclamamos lo que sabemos de Dios, quizás nos sorprendamos de cuántos responden.
Jonás 3:5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.(A)
Cilicio : Una vestimenta tipo saco hecha de tela gruesa y usada como símbolo de luto o arrepentimiento. Ceniza : También signo de luto y arrepentimiento. Un ayuno puede consistir en: abstinencia tanto de comida como de agua (ayuno absoluto); abstinencia sólo de comida (ayuno formal); abstinencia de cierto tipo de comidas (ayuno parcial). Esta práctica bíblica se emplea frecuentemente y no debe ser objeto de menosprecio ni considerada algo supersticioso o pasado de moda por los creyentes de hoy en día.
ayuno, tsom: Un día de ayuno, un período de tiempo apartado para meditar y orar sin provisión alguna que satisfaga las necesidades normales de alimentación. Este sustantivo viene del verbo tsum que significa «ayunar». El verbo aparece 22 veces y el sustantivo en 26 ocasiones. El ayuno es la renuncia voluntaria a ingerir alimentos. En el Antiguo Testamento, el verbo «ayunar» es asocia a veces con palabras como «llorar», «lamentar», o andar «vestido de cilicio». El ayunar es una acción contraria al primer acto pecaminoso de la humanidad, es decir, al acto de comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. El ayunar implica rehusar comer lo que es permitido.