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Zacarías 1: Llamamiento a volver a Jehová

Mensaje de los que reedifican el Templo

Un llamado al arrepentimiento

Zacarías comienza su ministerio con la declaración de haber recibido palabra de Jehová en la fecha que hemos mencionado en la Introducción, luego de 18 años de la llegada del pueblo de su cautiverio.

El profeta posee una forma muy especial para introducir su mensaje a través de un llamado a la reflexión: Jehová se enojó en gran manera contra vuestros padres. En la mente de los oyentes estaban frescas todavía las escenas del cautiverio como recordatorio del pecado de sus padres. Los padres sufrieron el castigo de sus pecados porque defraudaron al Dios santo que siempre demandó santidad a su pueblo. Zacarías presenta a Dios con un carácter santo, quien, a pesar de amar a su pueblo, no tolera el pecado.

Después de la reflexión, prosigue con un llamado al arrepentimiento: Volveos a mí. Esta invitación fue usada también por el profeta Malaquías, y quizás era una fórmula profética muy común, pero pocas veces respondida. Volveos a mí posee una segunda parte que es una promesa divina: y yo me volveré a vosotros. Santiago, en el NT, expresó una idea semejante: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”, dándole a la invitación un carácter universal y permanente. El llamado de Dios está impregnado de amor y de restauración, y no hay otra persona más interesada en el arrepentimiento que el mismo Dios. Su voluntad es que el hombre viva en comunión con él, y al crear al hombre a su imagen y semejanza, lo capacitó para tener comunión con él. Sin embargo, aun teniendo la imagen y semejanza de Dios, el hombre voluntariamente y con pleno conocimiento ha elegido vivir fuera de esa comunión.

Por eso ellos se volvieron y dijeron: “Como Jehová de los Ejércitos se propuso hacernos, conforme a nuestros caminos y conforme a nuestras obras, así hizo con nosotros“. El profeta parece indicar dos actitudes distintas, la actitud de la mayoría, quienes habiendo escuchado el llamado de Dios al arrepentimiento nada hicieron por cambiar su actitud de rebeldía, mientras que dice que se volvieron. Hay dos probabilidades de interpretación, una, que el remanente, luego de ver las consecuencias del mal vivir de los demás, decidió volver a Jehová. Otra probabilidad es que sea una expresión del pueblo que regresó del cautiverio; pudiera ser un dicho común de lamento y renovación entre el pueblo que estaba habitando nuevamente sus ciudades, y en especial de los habitantes de Jerusalén.

El último elemento de este mensaje introductorio es la enseñanza de Zacarías sobre la permanencia de los juicios del Señor contra la brevedad de la vida del ser humano, sea éste un pecador arrepentido o no. Murieron los padres, también murieron los profetas, pero sus profecías tuvieron fiel cumplimiento.

En un mensaje como éste nuestros ojos deben abrirse para ver la misericordia de Dios quien llama al arrepentimiento. Hay tres verdades que debemos recalcar todo el tiempo:

1) Dios no tolera el pecado. A pesar del amor de Dios por su creación él no puede, por su santidad, soportar el pecado de su pueblo y de la humanidad. El enojo de Dios está sobre el pecado. Esto se hace sobresalir por la repetición, en tres oportunidades, de la frase Jehová de los Ejércitos.

2) Dios llama a un verdadero arrepentimiento, con la promesa que él también se volverá al pecador arrepentido. La bendición más grande que el hombre puede tener es la de volver a disfrutar nuevamente de la comunión con su Creador. El hombre en armonía con su Creador es la finalidad de todo el mensaje bíblico. La palabra “volverse” (arrepentirse, en algunas versiones), en varias formas se usa.

3) Dios afirma que su juicio es permanente. Todos los juicios enunciados por medio de los profetas se cumplieron tal como habían sido anunciados, y aquellos que faltan por cumplirse lo harán sin que falte ninguno.

Las visiones

Tres meses después del llamado al arrepentimiento, el profeta tuvo una serie de visiones aparentemente en la misma noche. Las visiones forman la estructura quiástica, es decir se corresponden la primera con la octava (caballos, Dios airado/contento), segunda con séptima (cuernos y artesanos/mujer en un canasto y mujeres aladas; además un vocabulario muy similar), tercera con sexta (la semejanza mayor está en el vocabulario, que se ha perdido en gran manera en la traducción al español) y cuarta con quinta (son las visiones centrales y por lo tanto principales, en donde las figuras de Josué, Zorobabel y el Retoño son preponderantes).

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