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2 de Crónicas 20: Derrota de Moab y Amón

2 de Crónicas 20:1  Derrota de Moab y Amón[a] Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, marcharon contra Josafat para atacarlo.

Este es probablemente el más familiar y conocido capítulo de 2 Crónicas, porque explica cómo el Señor le concede la victoria a todos aquellos que en él confían. Josafat enfrentaba el más grande peligro exterior que amenazó su reino. Una gran multitud de moabitas, amonitas y sirios se había confabulado para aplastar a Judá. Frente a este enorme peligro, Josafat se humilló ante el Señor; como resultado, conquistó la mayor de las victorias de su vida. La promesa del Señor a través del profeta Jahaziel consuela a los creyentes que desde entonces han enfrentado situaciones desesperadas: No temáis ni os amedrentéis . . . porque no es vuestra la guerra , sino de Dios. Sin embargo, el relato revela tres elementos clave que contribuyen a que el pueblo de Dios reciba el auxilio divino:

1) el ayuno;
2) la oración; y
3) la alabanza.

2 de Crónicas 20:2  Y fueron algunos a darle aviso a Josafat, diciendo: «Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar y de Siria;[b] ya están en Hazezon-tamar, que es En-gadi».

2 de Crónicas 20:3  Josafat tuvo miedo y humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.

El ayuno era una de las claves para alcanzar la salvación experimentada por Judá. Este fue un ayuno que se hizo pregonar . . . a todo Judá y en el cual toda la nación participó. El ayuno no es un medio para manipular la voluntad de Dios, sino simplemente la expresión de una necesidad interior, una evidencia de la urgencia con que oramos en circunstancias especiales.

Cuando la nación enfrentó el desastre, Josafat hizo un llamado al pueblo para que tomara en serio a Dios y que ayunara por un tiempo determinado. Al separarse de la rutina diaria de la preparación y del consumo de la comida, pudieron dedicar ese tiempo extra a considerar su pecado y a orar para pedir ayuda a Dios. El dolor agudo del hambre reforzaría sus sentimientos de penitencia y les recordaría su debilidad y su dependencia de Dios. El ayuno todavía es útil en la actualidad cuando buscamos la voluntad de Dios en situaciones especiales.

2 de Crónicas 20:4  Se congregaron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.

Una segunda clave de la victoria obtenida por Judá fue la oración. La oración de Josafat aquí trae a la memoria la oración de Salomón en el capítulo 6 y en 1 Reyes 8. Quizás se apoyó en la promesa de 7.14. El versículo 12 descubre la esencia desconsolada de esta oración: Porque en nosotros no hay fuerza . . . no sabemos qué hacer , y a ti volvemos nuestros ojos . El clamor de los cristianos en medio de las peores dificultades es: «Señor, no sabemos qué hacer, pero esperamos en ti».

2 de Crónicas 20:5  Entonces Josafat, puesto en pie en medio de la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo,

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