En las afueras de Jerusalén también destruyó los objetos religiosos de Astarte, diosa de los sidonios, de Quemós, el ídolo de los moabitas y el ídolo Milcom de los amonitas. Posiblemente el monte de la Destrucción se refiere a la extremidad sur del monte de los Olivos, hoy llamado el monte de la Ofensa. En ese caso fue el lugar donde Salomón construyó los altares para sus esposas paganas. Hizo profanar cada sitio con huesos humanos.
Además, en Betel hizo destruir y quemar el centro religioso construido por Jeroboam, incluso la representación de Asera. De esa manera profanó ese santuario famoso y sus objetos sagrados. El altar se había convertido en símbolo de la idolatría y la apostasía y así causó la caída del reino del norte. También sacaron huesos humanos de una colina cercana y los quemaron sobre el altar, profanándolo. Los únicos restos que fueron respetados y no destruidos fueron el monumento dedicado al profeta que había profetizado la obra de Josías en Betel. Estas palabras proféticas predecían el triunfo de Josías de Judá sobre su rival, el reino en el norte. Con la destrucción del santuario en Betel, un símbolo de la rebelión de Jeroboam, Josías restableció el predominio del sur y la centralidad del templo de Jerusalén.
En Samaria, Josías destruyó los santuarios paganos construidos por los israelitas y profanó los altares con los huesos y los cadáveres de los sacerdotes asesinados sobre ellos. Esto fue su último acto de la reforma en el norte y el único lugar durante la reforma de Josías donde sacerdotes fueron matados sobre los altares de los lugares altos. Luego regresó a Jerusalén.
En resumen, con severidad Josías procedió a llevar a cabo la reforma, comenzando en el templo, luego el área alrededor de Jerusalén y por último llegando hasta Betel y Samaria. Celosamente Josías buscó desinfectar cada rincón del país de lo malo de todos los reyes desde la misma apostasía de Salomón.
La astrología
Astrología significa estudio de los astros. En griego la palabra horóscopo es su forma principal y significa hora (división del día), y skopeo (mirar, observar). La astrología es una práctica adivinatoria, que supone que los astros influyen en el curso de los acontecimientos y en el destino de los seres humanos.
Los orígenes de la astrología se remontan a la identificación de los planetas como dioses en Babilonia y Asiria. En sus comienzos, la astrología era privilegio de la clase sacerdotal, era una práctica puramente religiosa. Según Tolomeo (90-168 d. de J.C.), en el año 747 d. de J.C., ya se prevían eclipses. Se conocían cinco planetas del sistema solar; a estos se unieron el sol y la luna, y formaron así el número siete.
La astrología hizo que cada uno de ellos correspondiera con una divinidad mayor: Marduk (Júpiter), Istar (Venus), Nimerta (Saturno), Nebo (Mercurio), Nergal (Marte), Sin (la luna), Samas (el sol). Estos dioses planetas eran llamados “intérpretes” porque permitían interpretar el futuro, el cual era una ejecución de la volunt
ad de esa “asamblea divina”. El centro del sol describe en la sfera celeste un círculo máximo. Su trayectoria aparente es plana y está situada en el plano que contiene la tierra. A ese plano se le da el nombre de eclíptica, porque los eclipses solo se producen cuando la luna lo atraviesa. La zona limitada por los dos círculos paralelos situados a 8, 5º de la eclíptica de cada lado de ella, recibe el nombre de zodíaco. Esta zona, por donde circulan los planetas del sistema solar, fue cortada en doce “casas” de 30 cada una, estos son los signos del zodíaco. En la Biblia encontramos varias advertencias de Dios contra estas prácticas.