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Eclesiastés 10: Excelencia de la sabiduría

Eclesiastés 10:1 Excelencia de la sabiduría. Las moscas muertas hacen heder y corrompen el perfume del perfumista; así es una pequeña locura al que es estimado como sabio y honorable.

El Predicador vuelve a sus reflexiones sobre la sabiduría tradicional, interrumpidas en 8.10. Es difícil dividir esta parte del libro en secciones, ya que cada uno o dos versículos parece que se trata un tema distinto.

La gente siempre está más dispuesta a notar los defectos que las cualidades de los demás.

Eclesiastés 10:2 El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón del necio a su mano izquierda.

Derecha . . . izquierda : El bien y el mal, tal como se le representaba en el mundo antiguo.

Eclesiastés 10:3 Aun mientras va de camino, al necio le falta cordura, y va diciendo a todos que es necio.[a]

Va el necio por el camino : Aun en los pequeños detalles de la vida el necio (impío) no puede disfrazar su verdadera condición.

Eclesiastés 10:4 Aunque el ánimo del príncipe se exalte contra ti, no pierdas la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes ofensas.

Cuando te halles en una situación difícil ante la presencia del rey no temas, mantén la calma y saldrás de ella

Eclesiastés 10:5 Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error emanado del príncipe:

Un poder corrupto hace nombramientos absurdos: Los necios ocupan elevadas posiciones, los ricos (esto es, los sabios) las más bajas; los siervos van a caballo, los príncipes a pie.

Al describir estas circunstancias que no son justas o no tienen sentido, Salomón quiere decir que la sabiduría por sí sola no puede proporcionar justicia. Salomón continúa basando su conclusión en el hecho de que todo lo que tenemos (desde la sabiduría hasta las riquezas) sin Dios no son nada. Pero cuando Dios usa lo poco que tenemos, se convierte en todo lo que pudiéramos querer o necesitar.

Eclesiastés 10:6 que la necedad está colocada en grandes alturas, y los ricos están sentados en lugar bajo.

Eclesiastés 10:7 He visto siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra.

Eclesiastés 10:8 El que haga un hoyo caerá en él;[b] y al que aportille el vallado, lo morderá la serpiente.

Quien incita al mal será a la larga una de sus víctimas.

Eclesiastés 10:9 Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en ello peligra.

Eclesiastés 10:10 Si se embota el hierro y su filo no es amolado, hay que aumentar el esfuerzo; lo provechoso es emplear la sabiduría.

El sabio realiza el trabajo mucho más rápido y eficientemente que el necio, a quien se compara con el hierro embotado.

Tratar de hacer algo sin las habilidades o herramientas necesarias es como cortar madera con un hacha sin filo. Si una herramienta está desafilada, uno debe afilarla para poder trabajar mejor. De manera similar, si nos faltan habilidades, debemos afilarnos por medio de la capacitación y la práctica. En cada situación, afilar el hacha significa reconocer dónde radica el problema, adquirir o pulir las habilidades (o herramientas) para hacer un mejor trabajo, y luego salir y llevarlo a cabo. Encuentre los aspectos de su vida en donde su «hacha» no tiene filo, y afílela para que pueda ser más eficaz.

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