Eran como las dos de la madrugada cuando un hombre con mal hábito de robar y escalar en los hogares de un vecindario, se encontraba planificando cuál sería su próximo atraco. Ya lo había decidido, era el hogar de una familia compuesta por cinco integrantes a tres casas más abajo de su calle. Era la familia Pérez que llevaba viviendo en ésta comunidad apenas dos años. Servían al Señor Jesús con gran devoción y eran fieles creyentes de las Sagradas Escrituras. Todas las noches oraban y cantaban alguna alabanza antes de irse a dormir. Era un feliz matrimonio con tres maravillosos hijos, un niño de diez años de edad y dos niñas, una tenía ocho y la pequeña de cinco años. Vivian confiados en la protección divina que promete el Señor Jesús a los que le son fieles. Éste ladrón había escogido ésta casa porque vió que era un blanco fácil. Tomando en cuenta que era un solo obstáculo que podría entorpecer su escalamiento,” El padre de familia.” Pero éste no sería un problema porque parecía débil y como era cristiano no le sería una amenaza pensaba él.
Llegó el momento. El ladrón sale de su casa muy sigilosamente y evitando ser visto por los vecinos, para no levantar sospechas caminando por la calle a estas altas horas de la noche. Rodeó la casa de la familia Pérez hasta encontrar por donde entrar y robar las pertenencias de ellos, sin que se dieran cuenta, como había hecho antes en las demás residencias sin haber sido prendido. Confiado en su experiencia entra muy callado notando una luz muy tenue encendida dentro de una de las habitaciones. Ya estando dentro de la casa caminando hacia la sala donde se encontraban las cosas que más le interesaba robar, se encendió la luz del comedor y éste se asombró y cuando miró, ahí vio parada la niña de cinco años mirándolo fijamente, el ladrón le da una sonrisa sarcástica como amenazando a la pequeña con la misma, llevándose el dedo a la boca en señal que haga silencio. Cuando se mueve hacia ella, se enciende la luz del pasillo y el hermanito de diez años viene caminando hacia el ladrón con seguridad haciendo que éste retroceda hacia el medio de la sala. Donde se enciende la luz y es prendido fuertemente por el Señor Pérez haciéndole una llave muy difícil de escaparse. Ahí aparece la mamá y la otra niña de ocho años y entre todos lo amarran y lo inmovilizan. Llaman a la policía y se le acabo la fama de ladrón profesional a éste mal hombre y desde ahí en adelante todo el vecindario vivió confiado.
La biblia dice en Mateo 24:43: Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Sabemos que hay un ladrón que quiere acabar con nosotros los creyentes siervos del Señor Jesucristo. Solamente si velamos y estamos apercibidos de sus artimañas, podremos prenderlo en su estrategia en contra nuestra. Pablo dijo a los corintios: Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones. ((2 Corintios 2:11)
Velemos por el bienestar de nuestras familias y sociedad. No nos hagamos de la vista larga pensando que si no es con nosotros, no importa a quien más sea. Nuestra responsabilidad es velar por todos los que nos rodean y viviremos en una mejor sociedad.
Sigan siendo Bendecidos,
A sus Pies,
Ricky Morales, Pastor
De: Casa De Restauración “Una Visión Sin Límite”