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Génesis 30: Los hijos de Jacob

Gén 30:1 Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero.

Un hijo, un niño. El plural no está restringido a «hijos», sino que frecuentemente significa «niños» o «descendientes» de ambos sexos. Un ejemplo es la frase bnay yisrael (literalmente, «hijos de Israel»). Posiblemente, la raíz de la cual procede ben sea banah que significa «edificar» o «fortificar». La idea consiste en que un hijo es un constructor de futuras generaciones.

Gén 30:2 Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?

La esposa estéril sufre una gran afrenta en muchas culturas. Raquel da a entender que es por culpa de Jacob; y él le recuerda que es debido a la providencia de Dios –en respuesta a la lamentable actitud de Jacob.

Gén 30:3 Y ella dijo: He aquí mi sierva Bilha; llégate a ella, y dará a luz sobre mis rodillas, y yo también tendré hijos de ella.

Colocarse a un niño sobre las rodillas era reclamarlo como propio.

Los tres grandes patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) tuvieron esposas con dificultades para concebir hijos. Es interesante observar cómo cada uno de ellos reaccionó ante la situación difícil de su esposa. Abraham tuvo relaciones con la sierva de Sara para poder tener un hijo, lo que llevó la amargura y los celos a su familia. Isaac, al contrario, oró a Dios por su esposa estéril. Dios contestó sus oraciones y Rebeca tuvo mellizos. Pero Jacob siguió el ejemplo de su abuelo. También tuvo relaciones con las siervas de sus esposas, lo que provocó consecuencias tristes y a veces amargas.

Gén 30:4 Así le dio a Bilha su sierva por mujer; y Jacob se llegó a ella.

Gén 30:5 Y concibió Bilha, y dio a luz un hijo a Jacob.

Gén 30:6 Dijo entonces Raquel: Me juzgó Dios, y también oyó mi voz, y me dio un hijo. Por tanto llamó su nombre Dan.[a]

Gén 30:7 Concibió otra vez Bilha la sierva de Raquel, y dio a luz un segundo hijo a Jacob.

Gén 30:8 Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido[b] con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí.

Las luchas eran sin duda una secuela de la rivalidad sostenida entre Jacob y Esaú. Sus relaciones familiares seguían cosechando frutos amargos.

Gén 30:9 Viendo, pues, Lea, que había dejado de dar a luz, tomó a Zilpa su sierva, y la dio a Jacob por mujer.

Gén 30:10 Y Zilpa sierva de Lea dio a luz un hijo a Jacob.

Gén 30:11 Y dijo Lea: Vino la ventura; y llamó su nombre Gad.[c]

Gén 30:12 Luego Zilpa la sierva de Lea dio a luz otro hijo a Jacob.

Gén 30:13 Y dijo Lea: Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa; y llamó su nombre Aser.

Raquel y Lea se vieron trabadas en una competencia cruel. Por tener más hijos que la otra, ambas dieron a Jacob a sus siervas como concubinas. Jacob pudo haber sido sabio y no prestarse a aquello, aun cuando era una costumbre aprobada en ese tiempo. El hecho de que haya una costumbre socialmente aceptada no significa que sea sabia o correcta. Usted se ahorrará muchas angustias si calcula las consecuencias de sus acciones. ¿Está usted haciendo algo que podrá traerle problemas en el futuro?

Gén 30:14 Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

Mandrágoras : Se considera en algunos países un afrodisíaco que induce la fertilidad. Es una planta fragante que produce un pequeño fruto amarillo. El pedido de Raquel carece de fe y por lo tanto no funciona; sólo Dios puede ayudarla

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